Santo Tomás, apóstol (F). Rojo
Gloria. Prefacio de los Apóstoles.
Santo Tomás aparece entre los Apóstoles sin referencia alguna a su vida anterior. Es un organizador realista, calculador, decidido y valiente. Cuando Jesús se propone volver a Judea, con peligro de su vida, Tomás exclama: “¡Vayamos también nosotros, y muramos con él!” Y cuando el Maestro dice que les va a preparar un lugar, y que ellos ya saben el camino a donde él va, Tomás responde: “Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo podemos saber el camino?”; y su pregunta arranca a Jesús la perfecta definición de sí mismo: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”. La decisiva escena de su vida se debe a su incredulidad ante la noticia de que el Maestro había resucitado. Pero cuando Jesús aparece, estando él con los demás, se arrodilla rendido y humilde, pronunciando su credo sencillo: “¡Señor mío y Dios mío!”, que los cristianos repetimos a través de los siglos, gozosos por la respuesta de Jesús: “Felices los que crean sin haber visto”. Evangelizó en Jerusalén y en toda Judea, y según una tradición, también en la India (donde hay todavía comunidades que llevan su nombre), y en China. Murió mártir hacia el año 75.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso.
Hermanos: Ustedes no son extranjeros ni huéspedes, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Ustedes están edificados sobre los apóstoles y los profetas, que son los cimientos, mientras que la piedra angular es el mismo Jesucristo. En Él, todo el edificio, bien trabado, va creciendo para constituir un Templo santo en el Señor. En Él, también ustedes son incorporados al edificio, para llegar a ser una morada de Dios en el Espíritu.
Palabra de Dios.
Comentario: Desde su encuentro con Cristo, Pablo lo considera como la “piedra” esencial de su vida. Y desde Cristo, junto a otros que han tenido la misma experiencia, construyen la comunidad eclesial que se abre a la diversidad de personas y pueblos. ¿Nos hemos encontrado con Jesucristo? ¿Qué cambios ha producido en nosotros?
R. ¡Vayan por el mundo y anuncien el Evangelio!
¡Alaben al Señor, todas las naciones, glorifíquenlo todos los pueblos! R.
Porque es inquebrantable su amor por nosotros, y su fidelidad permanece para siempre. R.
ALELUYA Jn 20, 20
Aleluya. Dice el Señor: Ahora crees Tomás porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto! Aleluya.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. Los otros discípulos le dijeron: «¡Hemos visto al Señor!». Él les respondió: «Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no creeré». Ocho días mas tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: «¡La paz esté con ustedes!». Luego dijo a Tomás: «Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe». Tomás respondió: « ¡Señor mío y Dios mío!». Jesús le dijo: «Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!».
Palabra del Señor.
Comentario: La expresión de Tomás, “¡Señor mío y Dios mío!”, es una auténtica manifestación de fe. Claro que para expresarla tuvo que pasar antes por momentos de incredulidad. No es malo tener crisis de fe, pero sí pude llegar a ser pecaminoso el permanecer cerrados a las evidencias que cotidianamente Dios nos regala.