Los chilenos somos muy especiales. A muchos nos lo han dicho. Esta larga y angosta faja de tierra en la que nacimos nos hace así. Provenimos de un excepcional país que tiene solo dos puntos cardinales (es impensable que un chileno vaya hacia el este o al oeste). Estamos al final del mapa, tenemos desde el desierto más seco hasta los glaciares más fríos. Vivimos en un país hermoso.
Dicen que cuando los chilenos miramos hacia un costado, vemos el muro que forma la majestuosa y blanca montaña que nos separa y protege, y si echamos un vistazo hacia el otro, observamos la inmensidad del mar que tranquilo nos baña entonces, concluyen, eso nos hace sentir solos en este mundo; y que ante esa sensación nos da por mirar el suelo y nos aferramos a él.
Amamos nuestra tierra y eso nos hace extremadamente sensibles y enfermos de nacionalistas. La prueba fehaciente es cuando nos toca vivir en el extranjero, añoramos eternamente nuestra tierra y cuando escuchamos el “Si vas para Chile”, nos ponemos a cantar, abrazados a otros compatriotas, llorando a moco tendido. Los chilenos somos muy especiales.
Septiembre es el Mes de la Patria. Le damos la bienvenida a la primavera. Muchos celebramos haber pasado agosto. Vemos flamear nuestra hermosa bandera por doquier, los prados se llenan de flores y los niños elevan volantines, decorando el cielo azulado con alegres colores. Septiembre es lindo en nuestro país.
Como hijos de Dios y ciudadanos, tenemos el deber de orar por nuestro país, para que crezca, para que cada vez haya menos pobres y que nuestros gobernantes se preocupen por el bien de todos en salud, vivienda, educación y seguridad. La historia del pueblo de Dios y del país se construye entre todos, y si lo hacemos guiados por la Palabra de Dios, podemos progresar y hacer realidad el futuro esplendor.
Rezar por nuestra dulce Patria es pedir unidos que Dios nos bendiga a todos los que habitamos en la copia feliz del edén, sin distinción. Que bendiga nuestros campos con lluvias, que haya trabajo para todos, que nos proteja de las inclemencias del tiempo y nos dé la gracia de sentirnos y vivir como hermanos.
Pidan y se les dará, busquen y hallarán; llamen y se les abrirá la puerta… (Mt 7, 7), …son las palabras de Jesús invitándonos a orar, con sencillez y confianza, por nuestro amado país. ¡Viva Chile!.
En Jesús, María y Pablo,
El Director