De la feria. Verde.
LECTURA Jer 3, 14-17
Lectura del libro de Jeremías.
¡Vuelvan, hijos apóstatas –oráculo del Señor– porque Yo soy el dueño de uste-des! Yo los tomaré, a uno de una ciudad y a dos de una familia, y los conduciré a Sión. Después les daré pastores según mi corazón, que los apacentarán con ciencia y prudencia. Y cuando ustedes se hayan multiplicado y fructificado en el país, en aquellos días –oráculo del Señor– ya no se hablará más del Arca de la Alianza del Señor, ni se pensará más en ella; no se la recordará, ni se la echará de menos, ni se la volverá a fabricar. En aquel tiempo, se llamará a Jerusalén “Trono del Señor”; todas las naciones se reunirán en ella, y ya no seguirán más los impulsos de su corazón obstinado y perverso. Palabra de Dios.
Comentario: El Arca de la Alianza, símbolo de la presencia del Señor y de su trono, había sido destruida. En este oráculo de consolación, el profeta siente que no todo está perdido y es posible recuperar el carácter mítico del Arca, sobre todo con la imagen de la Nueva Jerusalén: Dios mismo será presencia viviente en la persona de Jesús.
SALMO [Sal] Jer 31, 10-13
R. El Señor nos cuidará como un pastor.
¡Escuchen, naciones, la palabra del Señor, anúncienla en las costas más lejanas! Digan: «El que dispersó a Israel lo reunirá, y lo cuidará como un pastor a su rebaño». R.
Porque el Señor ha rescatado a Jacob, lo redimió de una mano más fuerte que él. Llegarán gritando de alegría a la altura de Sión, afluirán hacia los bienes del Señor. R.
Entonces la joven danzará alegre-mente, los jóvenes y los viejos se regocijarán; Yo cambiaré su duelo en alegría, los alegraré y los consolaré de su aflicción. R.
ALELUIA Cf. Lc 8, 15
Aleluia. Felices los que retienen la Palabra de Dios con un corazón bien dispuesto y dan fruto gracias a su constancia. Aleluia.
EVANGELIO Mt 13, 18-23
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: Escuchen lo que significa la parábola del sembrador. Cuando alguien oye la Palabra del Reino y no la comprende, viene el Maligno y arrebata lo que había sido sembrado en su corazón: éste es el que recibió la semilla al borde del camino. El que la recibe en terreno pedregoso es el hombre que, al escuchar la Pala- bra, la acepta en seguida con alegría, pero no la deja echar raíces, porque es inconstante: en cuanto sobreviene una tribulación o una persecución a causa de la Palabra, inmediatamente sucumbe. El que recibe la semilla entre espinas es el hombre que escucha la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas la ahogan, y no puede dar fruto. Y el que la recibe en tierra fértil es el hombre que escucha la Palabra y la comprende. Éste produce fruto, ya sea cien, ya sesenta, ya treinta por uno. Palabra del Señor.
Comentario: La instauración del reinado de Dios en el corazón de cada persona, y, sobre todo en las estructuras sociales es siempre un camino doloroso, de espinas y fracasos. Solo a la luz de la Pascua es posible discernir tanto el fracaso como la misma muerte. Ambos no tienen la última palabra en la historia ni menos en el proyecto de Dios.