La pregunta que formula y es título del libro escrito por Anselm Grün es una inquietud constante para toda la humanidad, que siempre está buscando una respuesta para entender lo que ocurre más allá de la muerte. Incuestionablemente, en lo que respecta a nuestra vida terrena, somos seres finitos. Esto, en gran medida, determina la manera en que vamos a vivir y también en cómo vamos a afrontar el momento final. Por ejemplo, el miedo a morir puede provocar un efecto paralizante en una persona que siente que no vale la pena hacer algo en la vida y espera que todo termine o, por el contrario, la empuja a vivir impulsivamente, “aprovechando cada minuto”, sin pensar en un mañana. Como dicen muchos: “total, no hay nada más que el aquí y el ahora”.
Como cristiano, el autor sostiene que debemos vivir con la creencia de la Vida eterna que nos espera. Sin embargo, para Grün, esa sola idea no debe, en ningún caso, hacernos descuidar el presente. A lo largo del libro, sostiene que cada minuto de nuestra vida es precioso e irrepetible, por lo que la mirada hacia la muerte debe hacernos considerar qué es lo que significa vivir. Solo a la luz de nuestra propia finitud seremos capaces de tener una existencia más intensa, viviendo con todos los sentidos. Viviendo en la esperanza, en las enseñanzas de Jesús: en solidaridad con las personas, trabajando hoy en la construcción de una sociedad más justa. Y, al mismo tiempo, mirando la muerte con esperanza, no como un simple final, sino como un paso hacia una vida plena que nos ha sido prometida y en la que viviremos en la comunión con Dios.
Para sostener esa esperanza, el autor recurre a pasajes de la Biblia en los que encuentra señales sobre lo que ocurre después de morir. Por ejemplo, en el evangelio de Juan (Jn 14, 1-3), Jesús promete a sus discípulos que les preparará moradas en las cuales serán recibidos al fallecer. Tomando esas palabras, Anselm Grün sostiene que, en la muerte, no iremos hacia algo desconocido, sino a un lugar familiar y confiable, que ha sido preparado por Jesús, pensando en cada uno de nosotros. Misma situación ocurre cuando Cristo le promete al buen ladrón que estará con él en el Paraíso: una señal que, para el autor, significa cómo, en la muerte, el hombre es acogido en el paraíso si ha buscado refugio en Dios.
Asimismo, Grün enfatiza lo siguiente: solo en Jesús podemos sostener la esperanza de una vida nueva, que comienza aquí en la tierra y que se manifestará después de morir en el encuentro con el Padre. Al respecto, Pablo enseña: “la vida es un estar-en-Cristo en donde se experimenta la comunión con él en cada acto de vida. Y ese vínculo íntimo con el Señor es el que debe motivarnos a esperar confiados y esperanzados el momento final de nuestra vida terrena, que no viene a ser más que un paso hacia el encuentro definitivo con Dios”.
Rodrigo Miranda Sánchez