Durante la tarde del lunes 5 de marzo, luego de la reunión habitual de la Comisión Organizadora en dependencias de la Conferencia Episcopal, se dieron a conocer el lema y logo del Congreso Eucarístico Nacional. El lema recuerda la clave que el papa Francisco transmitió a los jóvenes en el Encuentro en Maipú y que pertenece a san Alberto Hurtado: ¿qué haría Cristo en mi lugar?
La frase, escrita con los colores de la bandera chilena, nos invita a centrar la mirada en Cristo. Se trata de disponernos durante este año para encontrarnos con Él en forma personal y comunitaria para conocerlo, amarlo y servirlo, para hacer nuestros sus sentimientos (Flp 2,5) y convertirnos en otros “Cristos” para la Iglesia y para nuestro país, dejándonos traspasar de tal manera que lleguemos a experimentar las palabras del Apóstol Pablo, «Ya no soy yo quien vive, sino Cristo quien vive en mi» (Ga 2, 20).
La pregunta recoge la íntima relación entre Eucaristía y vida. ¿Qué haría Cristo frente a las personas que sufren injusticias, pobreza y marginación? ¿Qué haría Cristo frente las familias que llevan sobre sí agobios, cansancios, quiebres? ¿Qué haría Cristo frente a la soledad de los abuelos, la incertidumbre de los migrantes? En fin ¿Qué haría Cristo en las situaciones que nos toca vivir cotidianamente? Sin duda se trata de una pregunta que nos interpela a todos.
En cuanto al logo, lo primero que se observa es la Cruz de Cristo, como signo del acontecimiento que celebramos en cada Eucaristía y está representada de color amarillo porque anuncia el gozo y alegría de la resurrección, junto a un mapa de Chile, composición muy similar a la que se usó en el logo de la visita del Papa a nuestra tierra. Por otro lado están los brazos de Cristo que desde la cruz se levantan para dar nueva vida, esperanza y paz. Por su parte, las manos de Cristo resucitado que toma el pan, lo bendice, lo parte y lo ofrece para saciar el hambre de paz, justicia y reconciliación y por último las llagas de Cristo, que nos recuerdan que el resucitado también sufrió y nos acompaña en nuestro dolor.