Inspirado por el evangelio de Mateo, el papa Francisco invitó a los cristianos a avivar la llama de la caridad en este tiempo de Cuaresma, reaccionando ante los signos de los tiempos que provocan que el amor salga de los corazones de las personas. En su mensaje, el Santo Padre invita a la práctica de la oración, la limosna y el ayuno como el remedio necesario que ayudará a volver al Señor con todo el corazón y con toda la vida.
En el texto divulgado por la Santa Sede, Francisco explica que la oración ayuda a no escuchar a los falsos profetas que hoy representan el dinero, el placer y la superficialidad, ya que el diálogo con Dios posibilita que “nuestro corazón descubra las mentiras secretas con las cuales nos engañamos a nosotros mismos”. Por su parte, la limosna permite descubrir al otro, al prójimo que necesita ayuda. “Cuánto desearía que la limosna se convirtiera para todos en un auténtico estilo de vida. Al igual que, como cristianos, me gustaría que siguiésemos el ejemplo de los Apóstoles y viésemos en la posibilidad de compartir nuestros bienes con los demás un testimonio concreto de la comunión que vivimos en la Iglesia”, sostiene.
Finalmente, el Papa explica que el ayuno es una herramienta que ayuda a crecer, haciéndonos experimentar las carencias del otro. “Nos permite experimentar lo que sienten aquellos que carecen de lo indispensable y conocen el aguijón del hambre; por otra, expresa la condición de nuestro espíritu, hambriento de bondad y sediento de la vida de Dios. El ayuno nos despierta, nos hace estar más atentos a Dios y al prójimo”, dice en su mensaje.
Con estas tres herramientas, el Papa explica que es posible combatir aquellas cosas que erradican el amor del corazón de los hombres, que el identifica como “la acedia egoísta, el pesimismo estéril, la tentación de aislarse y de entablar continuas guerras fratricidas, la mentalidad mundana que induce a ocuparse sólo de lo aparente, disminuyendo de este modo el entusiasmo misionero”.
Además, Francisco invitó también a aprender a discernir qué cosas son las que dejan en el interior una huella buena y duradera, porque vienen de Dios y sirven para nuestro bien, así como a preguntarnos: ¿cómo se enfría en nosotros la caridad? ¿Cuáles son las señales que nos indican que el amor corre el riesgo de apagarse en nosotros?
“Invito especialmente a los miembros de la Iglesia a emprender con celo el camino de la Cuaresma, sostenidos por la limosna, el ayuno y la oración. Si en muchos corazones a veces da la impresión de que la caridad se ha apagado, en el corazón de Dios no se apaga. Él siempre nos da una nueva oportunidad para que podamos empezar a amar de nuevo”, manifestó.
Los invitamos a leer el mensaje completo del papa Francisco para la Cuaresma 2018 ingresando a este vínculo.