Motivación de entrada

La liturgia de hoy nos invita a seguir a Cristo, el Cordero de Dios, que ha venido a salvar al mundo y que nos asocia a su misión salvadora.

Acto penitencial

Hoy pedimos perdón: por no haber seguido a Jesús con prontitud y entusiasmo; por no haber sido miembros vivos y activos en la Iglesia; por no tomar en cuenta a María, modelo de fidelidad cristiana.

Colecta

A Dios que gobierna todo –cielo y tierra– pedimos la paz en nuestros días.

LECTURAS CICLO B
Primera lectura: 1 Samuel 3, 3-10.19.
El joven Samuel, en su respuesta pronta a la voz de Dios, es modelo de cómo también nosotros debemos seguir con prontitud el llamado de Dios.
Segunda lectura: 1 Corintios 6, 13-15.17-20.
Pablo nos exhorta a mantener puro y digno nuestro cuerpo, pues es templo del Espíritu Santo.
Evangelio: Juan 1, 35-42.
Juan el Bautista indica a Jesús como el “Cordero de Dios” y nos invita a hacer, como Juan y Andrés, la experiencia del seguimiento de Cristo.

Oración de los fieles

Presentación de las ofrendas

 Al comenzar el tiempo ordinario, llamado “per annum”, ponemos ante el Señor el pan y el vino de nuestros sacrificios cotidianos, con el compromiso de una vida santa.

Comunión

La comunión con Cristo –el único pan de vida– debe hacernos “un corazón y un alma sola” con él y con los hermanos.

Dios sigue siendo el Emanuel: Dios con nosotros. Valoremos su presencia amiga en lo cotidiano. Que su palabra sea luz para nuestros pasos y nos reconforte en nuestro caminar.