Debe ser el mejor Bergoglio que hayamos visto hasta ahora en Chile. Relajado, distendido, el papa Francisco se dio maña para hablarle a la juventud en sus términos. Improvisó, bromeó, citó al grupo La Ley, recordó a san Alberto Hurtado y recurrió a los bergioglismos para sembrar en los jóvenes la inquietud de soñar, de conectarse con Jesús y vivir el evangelio en sintonía con el mundo que los rodea. En suma, Francisco los invitó a ser protagonistas de los cambios.
Cerca de 60 mil jóvenes lo esperaban en el Santuario Nacional de Maipú. Conocedor de la historia de nuestro país, elogió la capacidad de los jóvenes para movilizarse ante una catástrofe. “Eso habla de la generosidad de sus corazones”, les dijo. Les pidió amar a su patria, como signo del amor cristiano. “Si ustedes no aman a la patria no llegan a amar a Jesús. Si no son patriotas, no patrioteros, no será nada en la vida. Den lo mejor de ustedes por su Chile”, les dijo.
Y para fijar su mensaje, recurrió a una metáfora muy actual, usando elementos como el teléfono y la internet, en uno de los mejores y más lucidos momentos de su mensaje. Francisco explicó a los presentes que con la fe puede pasar lo mismo que con un joven que se queda sin batería en su celular: sin conexión a internet, sin saber lo que pasa. “Después de un tiempo de camino o del ‘embale’ inicial, hay momentos en los que sin darnos cuenta comienza a bajar ‘nuestro ancho de banda’ y empezamos a quedarnos sin conexión, sin batería, y entonces nos gana el mal humor, nos volvemos descreídos, tristes, sin fuerza y todo lo empezamos a ver mal”, explicó.
En una parte de su discurso, y refiriéndose a cómo muchas veces estamos sin energía y nuestras ideas no salen a la luz, citó uno de los mayores éxitos del grupo La Ley. “Al quedarnos sin esa ‘conexión’ que le da vida a nuestros sueños, el corazón comienza a perder fuerza, a quedarse también sin batería y como dice esa canción: “el ruido ambiente y soledad de la ciudad nos aíslan de todo. El mundo que gira al revés pretende sumergirme en él ahogando mis ideas”. Sin conexión, sin la conexión con Jesús, terminamos ahogando nuestras ideas, nuestros sueños”, dijo el papa Francisco.
¿Cómo pueden los jóvenes mantener esa conexión con Jesús? ¿Cómo pueden mantener el ancho de banda de su fe? El Papa les dio la clave, descifrada hace mucho tiempo por el fundador del Hogar de Cristo. “La contraseña de Hurtado para reconectar, para mantener la señal es muy simple. Si se animan me gustaría que la apunten en sus teléfonos, yo se las dicto: él se pregunta –y esta es la contraseña- ¿qué haría Cristo en mi lugar”, sostuvo.
Varias veces se las preguntó, para fijarla en sus mentes y corazones. Y los jóvenes le respondían. “Ser protagonistas es hacer lo que hizo Jesús. Allí donde estés, con quien te encuentres y a la hora en que te encuentres: “¿Qué haría Jesús en mi lugar?”, recalcó.
Fiel a su doctrina de invitar a la juventud a hacer lío, a no ser pasivos sino que a involucrarse con el mundo que los rodea, el Papa llamó a los chilenos a cargar la batería de sus celulares y mantener la conexión con Jesús. “Nunca pienses que no tienes nada que aportar o que no le haces falta a nadie. Nunca. Ese pensamiento, como le gustaba decir a Hurtado, ‘es consejo del diablo’ que quiere hacerte sentir que no vales nada… pero para dejar las cosas como están. Todos somos necesarios e importantes, todos tenemos algo que aportar”, profundizó en su mensaje.
¿Qué haría Cristo en mi lugar? Allí donde estén y con quien estén: Francisco invitó a la juventud chilena a actuar como el samaritano frente al afligido, a tener el corazón de Pedro, el cariño de Juan y la disponibilidad de María. A soñar, a moverle el piso a la Iglesia, a encender sus corazones y a usar todos los días la contraseña, hasta aprendérsela de memoria; sabiendo que aún en el despierto siempre habrá conexión, siempre tendrán a la mano un cargador: Cristo.
Por eso, antes de partir, los puso a prueba. “Antes de irme, ¿Cuál era la contraseña?”, preguntó el Papa. Larespuesta se la dieron a viva voz los jóvenes presentes, cerrando un encuentro que les mostró a los chilenos un Francisco cercano, que hizo participar a todos, a través de un mensaje destinado a remecer los corazones de la juventud nacional.
Rodrigo Miranda Sánchez