DOMINGO 24
25º durante el año. Verde.
Gloria. Credo. Prefacio dominical durante el año. Semana 1ª del Salterio. Fiestas Patrias.
La bondad de Dios no tiene límites
A pesar de nuestras ambigüedades como creyentes, hemos de construir una sociedad basada en la justicia del Reino y no bajo nuestros propios criterios egoístas. Jesús compara el Reino de los Cielos con el patrón que salió de madrugada y pactó con los trabajadores un denario por día. A los últimos en contratar no les dice cuánto les pagará, sino lo que sea justo por su trabajo.
La decisión del patrón de pagar a todos lo mismo expone el corazón de lo que implica la justicia del Reino y establece una distinción entre la justicia de los hombres y la de Dios. Según la primera, cada cual recibe por lo que hizo, sin tener en cuenta las necesidades de cada uno; la justicia del Reino basa su “retribución” en el principio de que todos tienen derecho a la vida en abundancia aunque hayan llegado más tarde.
El reclamo de los trabajadores de la primera hora es la protesta instintiva del hombre que se cree con privilegios, por sobre el don regalado a aquellos que nada tienen. Su molestia no es porque les paguen más, sino por la igualdad de trato que da el patrón. No pueden ver con buenos ojos que los últimos hayan sido favorecidos.
Tanto los trabajadores de la primera hora como los últimos no representan a ningún grupo ni menos gozan de algún privilegio, sino que Jesús integró a los trabajadores del amanecer para ejemplificar la generosidad y la justicia de Dios. No podemos hacer cálculos con Dios, prescribiéndole lo que debe dar a este o aquel. Hacer comparaciones sobre los dones recibidos y lamentarnos por haber recibido poco es una ofensa a la libertad de Dios. El hombre es libre para elegir, Dios también lo es en su bondad; ¡tanto!, que los últimos trabajadores de la viña son el reflejo de todos nosotros y Dios se da a todos.
“Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos.”, Mt 20, 16.
P. Fredy Peña T., ssp
1ª LECTURA Is 55, 6-9
Lectura del libro de Isaías.
Los pensamientos de ustedes no son los míos. ¡Busquen al Señor mientras se deja encontrar, llámenlo mientras está cerca! Que el malvado abandone su camino y el hombre perverso, sus pensamientos; que vuelva al Señor, y Él le tendrá compasión; a nuestro Dios, que es generoso en perdonar. Porque los pensamientos de ustedes no son los míos, ni los caminos de ustedes son mis caminos –oráculo del Señor–. Como el cielo se alza por encima de la tierra, así sobrepasan mis caminos y mis pensamientos a los caminos y a los pensamientos de ustedes. Palabra de Dios.
Comentario: El profeta nos dice que quienes tengan oídos para oír, vivirán. Pero no una vida condicionada, artificial, sino una vida plena y que está identificada con la vida de Dios. Para ello es necesario realizar un cambio en la perspectiva de la fe, donde se refleje una santidad de vida que atraerá a todos los pueblos hacia Dios.
SALMO Sal 144, 2-3. 8-9. 17-18
R. El Señor está cerca de aquéllos que lo invocan.
Día tras día te bendeciré, y alabaré tu Nombre sin cesar. ¡Grande es el Señor y muy digno de alabanza: su grandeza es insondable! R.
El Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia; el Señor es bueno con todos y tiene compasión de todas sus criaturas. R.
El Señor es justo en todos sus caminos y bondadoso en todas sus acciones; está cerca de aquéllos que lo invocan, de aquéllos que lo invocan de verdad. R.
2ª LECTURA Flp 1, 20-26
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos.
Hermanos: Estoy completamente seguro de que ahora, como siempre, sea que viva, sea que muera, Cristo será glorificado en mi cuerpo. Porque para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia. Pero si la vida en este cuerpo me permite seguir trabajando fructuosamente, ya no sé qué elegir. Me siento urgido de ambas partes: deseo irme para estar con Cristo, porque es mucho mejor, pero por el bien de ustedes es preferible que permanezca en este cuerpo. Tengo la plena convicción de que me quedaré y permaneceré junto a todos ustedes, para que progresen y se alegren en la fe. De este modo, mi regreso y mi presencia entre ustedes les proporcionarán un nuevo motivo de orgullo en Cristo Jesús. Palabra de Dios.
Comentario: San Pablo no titubea en su fe, a pesar de la situación que está viviendo. Está convencido de que todo este entorno le servirá para su salvación. Sabe que puede ser absuelto o condenado a muerte. No obstante, espera en Dios. A veces, el saber sobreponernos a los problemas, con dignidad y paz es fruto de haber aprendido a abandonarnos en las manos de Dios.
ALELUIA Cfr. Hech 16, 14
Aleluia. Señor, toca nuestro corazón, para que aceptemos las palabras de tu Hijo. Aleluia.
EVANGELIO Mt 19, 30?20, 16
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: «Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros, porque el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña. Trató con ellos un denario por día y los envió a su viña. Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza, les dijo: “Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo”. Y ellos fueron. Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo. Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: “¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?”. Ellos les respondieron: “Nadie nos ha contratado”. Entonces les dijo: “Vayan también ustedes a mi viña”. Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: “Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros”. Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario. Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario. Y al recibirlo, protestaban contra el propietario, diciendo: “Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada”. El propietario respondió a uno de ellos: “Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario? Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti. ¿O no tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?”. Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos». Palabra del Señor.
Comentario: La promesa de Jesús se extiende a todos aquellos, que supieron abandonarse por su causa. El premio es seguro y mucho mayor de lo que podemos imaginar como creyentes. Sin embargo, en el Reino de Dios, nadie tiene un puesto asegurado; pero, eso sí, su amor es justo y sabe dar a cada cual lo que le corresponde.