21º durante el año. Verde.
Gloria. Credo. Prefacio dominical durante el año. Semana 1ª del Salterio.
Y ustedes, ¿quién dicen que soy?
Jesús y sus discípulos se encuentran en la tierra de Cesarea de Filipo, lugar habitado por paganos. A partir de esta realidad, los discípulos son estimulados a dar una respuesta plena de quién es Jesús. Pedro movido por una moción del espíritu, responde: “Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Esta revelación es tan trascendente, que Jesús clarifica una cuestión vital de su identidad: “ser Hijo de Dios” es una revelación hecha por el Padre que está en los cielos y no por persona alguna. Llegar a entender esta identidad de Jesús, necesariamente, nos lleva a hacer conciencia de lo que significa asumir el compromiso, con su proyecto de vida, que es el mismo de su Padre: implantar la justicia y ese Reino de Dios, que ha de encarnarse en nosotros.
Ante la respuesta de Pedro, las palabras de Jesús: Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mí Iglesia, se sintetiza la fiel misión de la Iglesia: ser luz para los confundidos; enseñar los contenidos de la fe. No para volvernos incrédulos, sino para conservar la ilusión de la esperanza en Dios y vivir de acuerdo con las enseñanzas de Jesús y no de los gurúes de turno. Podemos describir con tres imágenes esta misión de Jesús: En la base, Pedro como la roca (Kephas en arameo) sobre la cual Jesús edifica su Iglesia; la Iglesia, comunidad de los que creen en Jesús y desean imitarlo; Jesús es quien la sostiene. A esta comunidad promete Jesús una duración perenne: los poderes de la muerte no prevalecerán sobre ella. Pedro posee las llaves de esta, es decir, tiene la potestad de atar y desatar. Hoy, en la persona del Papa, la figura de Pedro actúa como el administrador que representa al dueño de casa, quien zanjará lo que está prohibido y lo que está permitido, a quien se debe acoger en la comunidad eclesial o a quien excluir de ella.
¿Por qué la prohibición a los discípulos de divulgar que Jesús es el Mesías? Por dos razones; la primera, su mesianismo podría ser malentendido, se pensaba que el Mesías vendría de las élites y no como pensaba el pueblo, que sería de alguien identificado con las causas del pueblo más humilde; segundo, el mesianismo de Jesús no se comprende si no hay un compromiso serio en el seguimiento y en la identificación con su proyecto salvífico.
“Simón Pedro respondió: ‘Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo’”, Mt 16, 16.
P. Fredy Peña T., ssp
1ª LECTURA Is 22, 19-23
Lectura del libro de Isaías.
Así habla el Señor a Sebná, el mayordomo de palacio: “Yo te derribaré de tu sitial y te destituiré de tu cargo. Y aquel día, llamaré a mi servidor Eliaquím, hijo de Jilquías; lo vestiré con tu túnica, lo ceñiré con tu faja, pondré tus poderes en su mano, y él será un padre para los habitantes de Jerusalén y para la casa de Judá. Pondré sobre sus hombros la llave de la casa de David: lo que él abra, nadie lo cerrará; lo que él cierre, nadie lo abrirá. Lo clavaré como una estaca en un sitio firme, y será un trono de gloria para la casa de su padre. Palabra de Dios.
Comentario: El profeta destituye al extranjero en sus funciones como maestro de palacio, por eso aboga para que sea un “israelita” quien lo realice. Para él todo poder es frágil, efímero y muchos quieren mantenerlo como un trofeo sin importarles el mal que le ocasionan al pueblo. Estos han de saber que, tarde o temprano, no tendrán ese poder, y que caerán bajo otros poderes mayores, reconociendo así su inestabilidad.
SALMO Sal 137, 1-3. 6. 8
R. Tu amor es eterno, Señor.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón, te cantaré en presencia de los ángeles. Me postraré ante tu santo templo y daré gracias a tu nombre. R.
Daré gracias a tu nombre por tu amor y tu fidelidad, porque tu promesa ha superado tu renombre. Me respondiste cada vez que te invoqué y aumentaste la fuerza de mi alma. R.
El Señor está en las alturas, pero se fija en el humilde y reconoce al orgulloso desde lejos. Tu amor es eterno, Señor, ¡no abandones la obra de tus manos! R.
2ª LECTURA Rom 11, 33-36
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma.
¡Qué profunda y llena de riqueza es la sabiduría y la ciencia de Dios! ¡Qué insondables son sus designios y qué incomprensibles sus caminos! “¿Quién penetró en el pensamiento del Señor? ¿Quién fue su consejero? ¿Quién le dio algo, para que tenga derecho a ser retribuido?”. Porque todo viene de él, ha sido hecho por él, y es para él. ¡A él sea la gloria eternamente! Amén. Palabra de Dios.
Comentario: “Dios es el origen, el camino y la meta del universo. Aquí está abarcado todo, fuera de Dios no hay nada. Y por más inmenso que parece el mundo de las estrellas, de los mares, de los volcanes, todo ese mundo inmenso tiene un origen: Dios. Y aunque no comprendamos el desarrollo de ese drama grandioso de la Creación con sus hombres, con la historia de sus pueblos, con sus conflictos, con sus injusticias, Dios va siendo el camino incomprensible. ¿Por qué permite tantas cosas? Porque después de este camino hay una meta que es también Dios” (MONS. ROMERO, HOMILÍA DEL 27/8/1978).
ALELUIA Mt 16, 18
Aleluia. Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Aleluia.
EVANGELIO Mt 16, 13-20
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: “¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?”. Ellos le respondieron: “Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas”. “Y ustedes”, les preguntó, “¿quién dicen que soy?”. Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Y Jesús le dijo: “Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo”. Entonces ordenó severamente a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías. Palabra del Señor.
Comentario: Pedro será quien personifique esta confesión cristiana de la fe: el Mesías, el Hijo de Dios. Él será la roca sobre la que Jesús edificará su Iglesia: esta comunidad que hoy vivimos, disfrutamos, y muchas veces sufrimos. Comunidad que confía en el Señor, pero que también está contaminada por la debilidad y el pecado.