San Alberto Hurtado, p. (MO). Blanco.
Día de la solidaridad.
San Alberto Hurtado (1901-1952)
Luis Alberto Miguel Hurtado Cruchaga, nace en Viña del Mar.
Estudia Derecho en la Pontificia Universidad Católica. Solo días después de recibir su título y con veintidós años de edad, ingresa al noviciado de los Jesuitas en Chillán.
Su ordenación sacerdotal tiene lugar en Lovaina, Bélgica. En 1936 regresa a Chile como doctor en Psicología y Pedagogía. Imparte clases de religión en el Colegio San Ignacio de Santiago.
En 1941 es nombrado asesor arquidiocesano de la Juventud Católica. Es un influyente modelo para los jóvenes de la época, a quienes dirige diversas obras, entre las que se destaca: “Mensaje a los jóvenes e Influencia de los Medios de Comunicación en la Juventud”.
Es fundador y primer director de la revista “Mensaje”.
Otra de sus tantas preocupaciones es la condición de vida de los obreros. Insistentemente, aboga por la sindicalización de los trabajadores como medio principal de mejorar su calidad de vida, superar desigualdades y establecer un orden social cristiano; con esta finalidad funda la Asociación Sindical Chilena (ASICH).
Junto a jóvenes y obreros, su causa se dirige al extremo más duro de la pobreza: la indigencia. Repite con insistencia: “Acabar con la miseria es imposible, pero luchar contra ella, es deber sagrado”. Recorre calles, plazas y puentes con una camioneta, recogiendo niños, adultos y ancianos indigentes; labor que da origen al Hogar de Cristo, para acoger a personas en situación de calle.
Muere en el año 1952 producto de un cáncer. Es beatificado por el papa Juan Pablo II, el 16 de octubre de 1994 y canonizado por el papa Benedicto XVI, el 23 de octubre de 2005.
LECTURA Sant 2, 14-16
Lectura de la carta de Santiago.
¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Acaso esa fe puede salvarlo? ¿De qué sirve si uno de ustedes, al ver a un hermano o una hermana desnudos o sin el alimento necesario, les dice: «Vayan en paz, caliéntense y coman», y no les da lo que necesitan para su cuerpo? Lo mismo pasa con la fe: si no va acompañada de las obras, está completamente muerta. Palabra de Dios.
Comentario: La relación entre fe y obras es la vieja discusión que se desprende del pensamiento de Pablo y de Santiago. Pablo plantea que el hombre se justifica por el hecho de creer en Jesús; a su vez, Santiago dice que la fe sin las obras no sirve de nada. Ambos están correctos; sin embargo, las obras para Pablo son “fruto de la fe” y no las mira como un “complemento” de ella. Es decir, la adhesión al Señor, necesariamente, debe demostrarse con la conducta.
SALMO Sal 111, 1-6
R. Donde hay amor y caridad, allí está Dios.
Feliz el hombre que teme al Señor y se complace en sus mandamientos. Su descendencia será fuerte en la tierra: la posteridad de los justos es bendecida. R.
En su casa habrá abundancia y riqueza, su generosidad permanecerá para siempre. Para los buenos brilla una luz en las tinieblas: es el Bondadoso, el Compasivo y el Justo. R.
Dichoso el que se compadece y da prestado y administra sus negocios con rectitud. El justo no vacilará jamás, su recuerdo permanecerá para siempre. R.
ALELUIA Jn 13, 34
Les doy un mandamiento nuevo: que se amen unos a otros como yo los he amado, dice el Señor.
EVANGELIO Lc 10, 25-37
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Un doctor de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?». Jesús le preguntó a su vez: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?». Él le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo». «Has respondido exactamente, –le dijo Jesús–; obra así y alcanzarás la vida». Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta:«¿Y quién es mi prójimo?». Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos bandidos, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto. Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo. También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino. Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió. Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: “Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver”. ¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?». «El que tuvo compasión de él», le respondió el doctor. Y Jesús le dijo: «Ve, y procede tú de la misma manera». Palabra del Señor.
Comentario: La intención de Jesús es inculcar a los hombres la preparación necesaria y el comportamiento como hijos de Dios durante su vida. Los hombres serán juzgados por sostener este actuar frente a la persona de Jesús.