De la feria. Verde. San Eusebio de Vercelli, o. (ML). Blanco. San Pedro Julián Eymard, p. (ML). Blanco.
LECTURA Éx 34, 29-35
Lectura del libro del Éxodo.
Cuando Moisés bajó de la montaña del Sinaí, trayendo en sus manos las dos tablas del Testimonio, no sabía que su rostro se había vuelto radiante porque había hablado con el Señor. Al verlo, Aarón y todos los israelitas advirtieron que su rostro resplandecía, y tuvieron miedo de acercarse a él. Pero Moisés los llamó; entonces se acercaron Aarón y todos los jefes de la comunidad, y él les habló. Después se acercaron también todos los israelitas, y él les transmitió las órdenes que el Señor le había dado en la montaña del Sinaí. Cuando Moisés terminó de hablarles, se cubrió el rostro con un velo. Y siempre que iba a presentarse delante del Señor para conversar con él, se quitaba el velo hasta que salía de la Carpa. Al salir, comunicaba a los israelitas lo que el Señor le había ordenado, y los israelitas veían que su rostro estaba radiante. Después Moisés volvía a poner el velo sobre su rostro, hasta que entraba de nuevo a conversar con el Señor. Palabra de Dios.
Comentario: Moisés es el signo revelador de Dios. Esta revelación es visual y auditiva; es decir, por el contagio del resplandor de su presencia y por las tablas que contienen su palabra. Sin duda que aceptar la mediación y autoridad de Moisés para el pueblo no fue fácil. Tampoco para la sociedad de hoy: vivir sujetos a normas es lo que nos hace personas civilizadas y dispuestas a adecuar nuestra libertad al querer de Dios.
SALMO Sal 98, 5-7. 9
R. ¡Santo eres, Señor, Dios nuestro!
Glorifiquen al Señor, nuestro Dios, adórenlo ante el estrado de sus pies. ¡Santo es el Señor! R.
Moisés y Aarón, entre sus sacerdotes, y Samuel, entre los que invocaban su Nombre, clamaban al Señor y él les respondía. R.
Dios les hablaba desde la columna de nube; ellos observaban sus mandamientos y los preceptos que les había dado. R.
Glorifiquen al Señor, nuestro Dios, y adórenlo en su santa Montaña: el Señor, nuestro Dios, es santo. R.
ALELUIA Jn 15, 15
Aleluya. «Yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre», dice el Señor. Aleluya.
EVANGELIO Mt 13, 44-46
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a la multitud: El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo. El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró. Palabra del Señor.
Comentario: “Llenos de alegría”… en ambas parábolas, el hallazgo trae como consecuencia el gozo de haber encontrado algo muy valioso, por el cual vale la pena darse incondicionalmente. El tesoro y la perla en la parábola son el signo evidente de que lo adquirido es un bien enorme y ante el cual cualquier otro pierde todo valor o categoría.