Cerca de 15 mil fieles fieles llegaron durante esta jornada del domingo hasta el Templo Votivo de Maipú, para agradecer y encomendarse a la protección de la Patrona de Chile. En total, fuentes del Santuario estiman que unas 60 mil personas visitaron el templo durante el fin de semana.
Así, esta expresión de fe y de fiesta se notaba en todo lo que pasaba alrededor del Templo, espacios que desde muy temprano ofrecían eucaristías y confesiones cada una hora, además de las actividades que comenzaron el viernes y que culminaron con la “Gran Misa de Chile”.
Ya en la misa de mediodía, el Arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, invitó a los presentes a tener fe en la promesa de Jesús, que nos dio a su madre como madre nuestra: “Nos sentimos hermanos a pleno derecho; aquí nadie es allegado o extranjero: la casa de María es nuestra casa. Su Santuario de Maipú es techo que nos cobija a todos, la gran familia de los hijos e hijas de Dios, destinados a ser ciudadanos del cielo, bajo la materna protección de la Santísima Virgen del Carmen”.
Luego, agregó que siempre es bueno tener a la Virgen como Protectora: “María es la Virgen de la escucha; la mujer que conservó en su corazón la Palabra; la madre que, como afirman los Padres de la Iglesia, antes de concebir en su seno, había concebido en su corazón”.
El pastor añadió: “Dónde está tu hermano inmigrante. Qué haces por él. Qué haz dejado de hacer por él. Dónde están tus hermanos y hermanas más pequeños, los más de 90 mil niños y adolescentes vulnerados, muchas veces abandonados a su suerte, sin protección social adecuada, y hasta sometidos a maltratos físicos y psicológicos, niños y adolescentes que mendigan un techo del cual, finalmente, intentan huir, porque no es “hogar”, sino una cárcel. Qué hemos hecho de estos hermanos, vulnerados por tantas injusticias. Dónde está tu hermano que, en pleno siglo XXI, en una sociedad marcada por tantos adelantos y por la opulencia de unos pocos, es desechado como descarte del cual hay que liberarse. Qué hacemos con tantos pobres que aún viven en míseros campamentos, con los adultos mayores abandonados. Dónde está tu hermano, tu hermana, que no conoce el gozo y la esperanza de la fe, la acogida de una comunidad creyente que brinda acogida y calor, o que por nuestras deficiencias se ha alejado de Jesús y de la comunidad. En esta fiesta, la Virgen del Carmen nos invita a dejarnos interpelar por el Señor. Pidamos su ayuda, para que podamos responder, desde el corazón su Hijo, Buen Samaritano”.
Agregó que “María, Madre de la familia chilena, especialmente en estos tiempos de crispación, nos pide aprender el lenguaje del amor. Sólo el amor construye, sólo con amor se construye amistad cívica, sólo con amor se levanta la cultura de la acogida y de la solidaridad. La Virgen del Carmen, a todos los hijos e hijas de Chile, nos auxilie a desterrar el lenguaje duro y descalificador, y aprender la gramática del diálogo que construye y hermana”.
Por último, exhortó a los miles de fieles a recordar que “desde la cruz, Jesús nos entregó a su Madre como nuestra Madre. Volvamos a acogerla en “nuestra casa”, en nuestra familia, en nuestra ciudad, en nuestro país”.
El padre Carlos Cox, Rector del Santuario, por su parte, sostuvo que “la conmemoración de este año es muy especial por dos razones. La primera, porque este es un comienzo para la preparación de lo que significa la venida del Papa Francisco, lo que sin duda, nos permite colocarnos en el camino espiritual, generar el ambiente y abrirnos al don que el Vicario de Cristo nos quiere regalar. Y segundo, en el horizonte del año 2018, donde se cumplen los 200 años de la independencia y los 200 años de la promesa que hizo Chile al levantar un Santuario en el lugar donde se consolidó la independencia, nosotros los hemos querido recoger no solo recordando, sino que especialmente a través de la renovación de la promesa de Chile y de toda su gente”.
“Siempre le doy gracias a la Virgen del Carmen por ser la madre de Chile. Estoy muy contenta de venir hasta acá, porque le pido por mi familia, por el país, por mis enfermedades. Gracias a Dios, aún puedo venir hasta el templo y me alegra ver que tanta gente también lo hace. Es una fiesta que todos debiéramos asistir, porque la Virgen es nuestra Madre todos los días”, expresó Lucila Cortés de 65 años, quien asiste a esta fiesta desde hace 10 años.
Carlos Encina, por su parte, también llegó hasta Maipú desde Ángol para conmemorar a la Virgen del Carmen: “Yo vengo a darle gracias por mi familia, por mi salud. Chile está pasando momentos difíciles y siempre es bueno pedirle a la Patrona de Chile que interceda por cada una las cosas que pasan. Es bonito ver que tanta gente también lo hace”.