Un llamado a no excluir a nadie por su condición social, raza, idioma, cultura o religión hizo el sábado el papa Francisco en la última audiencia jubilar del año de la Misericordia. “La misericordia es la forma de actuar… con que tratamos de incluir en nuestra vida a los demás, evitando encerrarnos en nosotros mismos y en nuestras seguridades egoístas”, explicó el Sumo Pontífice, invitando a los cristianos a vivir esa dimensión de la misericordia en su convivencia diaria, tomando en cuenta que Dios no quiere excluir a ninguno, sino que incluirlos a todos.
Francisco explicó que el verdadero “aspecto de la misericordia es la inclusión” y el “abrir los brazos para acoger a todos sin excluir”. “Sin clasificar a los demás según su condición social, su lengua, su raza, su cultura o su religión. Ante nosotros hay solamente una persona para amar como la ama Dios. A los que encuentro en mi trabajo, en mi barrio, son personas a quien amar como Dios las ama. ‘Pero ese es de aquel país, de esa religión, de otra …’ Es una persona que Dios ama y yo tengo que amarla. Eso es incluir, y esta es la inclusión”, dijo.
“¡Qué verdaderas son las palabras de Jesús, que invita a los que están cansados y agotados a ir a él para encontrar descanso! –exclamó- Sus brazos extendidos en la cruz demuestran que ninguno está excluido de su amor y de su misericordia, ni siquiera el pecador más grande : ninguno. Todos estamos incluidos en su amor y en su misericordia. El perdón es la expresión más inmediata con la que nos sentimos acogidos e incluidos en él. Todos necesitamos ser perdonados por Dios. Y todos necesitamos encontrar hermanos y hermanas que nos ayuden a ir hacia Jesús, a abrirnos al don que nos dio en la cruz. ¡No nos obstaculicemos los unos a los otros! ¡No excluyamos a nadie! Al contrario, con humildad y sencillez hagámonos instrumento inclusivo de la misericordia del Padre”, manifestó el Santo Padre.