Santa Teresa del Niño Jesús, v. y d. (MO). Blanco.
Leccionario Santoral: Is 66, 10-14; Sal 130, 1-3; Mt 18, 1-5.
Semana 26ª durante el año – Semana II del Salterio.
Día Internacional del Adulto Mayor
Reseña: El 2 de enero del año 1873, nace en una familia de vida cristiana, en Alen?on (Francia). A los 12 años, sintió que Dios le despertaba “sed de almas”, especialmente por los grandes pecadores; su primer hijo espiritual fue el homicida Pranzini. Con dispensa papal, a los 15 años entró al Carmelo para ser la esposa de Jesús. Ante la falta de fraternidad entre las religiosas descubrió: “Mi vocación es el amor”. Teresita sonríe y hace sonreír… a cambio de los malos tratos recibidos devuelve perdón y alegría. Fallece a los 24 años de tuberculosis. Es Doctora de la Iglesia y Patrona de las misiones.
LECTURA Jb 42, 1-3. 5-6. 12-17
Lectura del libro de Job.
Job respondió al Señor, diciendo: «Yo sé que Tú lo puedes todo y que ningún proyecto es irrealizable para ti. Sí, yo hablaba sin entender, de maravillas que me sobrepasan y que ignoro. Yo te conocía sólo de oídas, pero ahora te han visto mis ojos. Por eso me retracto, y me arrepiento en el polvo y la ceniza». El Señor bendijo los últimos años de Job mucho más que los primeros. Él llegó a poseer catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas. Tuvo además siete hijos y tres hijas. A la primera la llamó “Paloma”, a la segunda “Canela”, y a la tercera “Sombra para los párpados”. En todo el país no había mujeres tan hermosas como las hijas de Job. Y su padre les dio una parte de herencia entre sus hermanos. Después de esto, Job vivió todavía ciento cuarenta años, y vio a sus hijos y a los hijos de sus hijos, hasta la cuarta generación. Job murió muy anciano y colmado de días. Palabra de Dios.
Comentario: Cuando vivimos acontecimientos adversos no hay que revelarse contra Dios, porque son momentos privilegiados para encontrase con él, posiblemente pasando del conocimiento intelectual a experimentarlo como cercano y amigo.
SALMO Sal 118, 66. 71. 75. 91. 125. 130
R. ¡Brille sobre mí la luz de tu rostro, Señor!
Enséñame la discreción y la sabiduría, porque confío en tus mandamientos. Me hizo bien sufrir la humillación, porque así aprendí tus preceptos. R.
Yo sé que tus juicios son justos, Señor, y que me has humillado con razón. Todo subsiste hasta hoy conforme a tus decretos, porque todas las cosas te están sometidas. R.
Yo soy tu servidor: instrúyeme, y así conoceré tus prescripciones. La explicación de tu palabra ilumina y da inteligencia al ignorante. R.
ALELUIA Cfr. Mt 11, 25
Aleluia. Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque revelaste los misterios del Reino a los pequeños. Aleluia.
EVANGELIO Lc 10. 17- 24
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Al volver los setenta y dos de su misión, dijeron a Jesús llenos de gozo: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu Nombre». Él les dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Les he dado poder para caminar sobre serpientes y escorpiones y para vencer todas las fuerzas del enemigo; y nada podrá dañar los. No se alegren, sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo». En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque, habiendo mantenido ocultas estas cosas a los sabios y prudentes, las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar». Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: «¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! ¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!». Palabra del Señor.
Comentario: Luego de la primera experiencia misionera, los discípulos desbordan de alegría por todo lo realizado. Jesús, más bien, los invita a serenarse y a alegrarse porque sus nombres están registrados en el Reino de los Cielos, y los más pequeños descubren el amor del Padre.