Gloria. Credo. Prefacio dominical durante el año.
Hoy se cumple la escritura
Las palabras de Jesús, en la sinagoga de su pueblo, no son el comentario a una promesa de Dios por medio de los profetas. Eso lo hacen los rabinos. Jesús afirma que hoy se cumple la promesa, hoy llegó la buena noticia de que está entre nosotros el prometido.
La Escritura se cumple siempre hoy en los oídos de quien la escucha. La palabra de Jesús es palabra de gracia en la que las bendiciones de Dios se tornan visibles.
Sus paisanos no se abren a la fe y al don de Dios, se cierran a todo cambio y se rebelan. Escuchan el mensaje, pero rechazan al mensajero, incluso, lo amenazan de muerte. La patria de Jesús lo rechaza por ser un ciudadano simple y no manifestar la energía atribuible al Dios Mesías como ellos lo imaginan.
Sus paisanos piden un gran milagro, una demostración. De esa manera tientan a Dios. Jesús nunca se deja influenciar por las pretensiones de los hombres, sí siempre expresó piedad y compasión con los necesitados que lo aceptaban.
El profeta no obraba por propia iniciativa: obedecía a Dios que le pedía disponibilidad para anunciar en las buenas y en las malas…
Por no probar con milagros sus palabras, la asamblea de la sinagoga se sintió con el derecho y hasta obligada a condenarlo por blasfemo. Sus paisanos querían ejecutar la sentencia inmediatamente y lo empujaron para hacerlo caer desde una altura considerable. En síntesis, este episodio, al inicio de la predicación de Jesús, preanuncia su fin: será excluido de su pueblo, condenado por blasfemo y muerto crucificado.
Jesús abandonó Nazaret. Se dirigió a tierras paganas y extranjeras. Ellos vieron sus milagros, escucharon su predicación, creyeron y fueron sus testigos.
Jesús escandalizó a los suyos, pero hoy sigue escandalizándonos, porque no se deja encerrar en nuestras ideas ni en nuestras pretensiones.
“Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra” (Lc 4, 24).
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: La Palabra de Dios de hoy, nos recuerda que todos participamos del servicio profético de Jesús: hablar en nombre de Dios y, por este motivo, ser perseguidos… Todo profeta aun cuando tenga miedo a los conflictos y a las dificultades, sabe que responde a quien lo manda y por eso denuncia…
1ª LECTURA Jer 1, 4-5. 17-19
Guía: La vocación de Jeremías nos asegura que es Dios el que escoge, llama y envía a los profetas y acompaña en la misión confiada.
Lectura del libro del profeta Jeremías.
En tiempos del rey Josías, la palabra del Señor llegó a mí en estos términos: Antes de formarte en el vientre materno, Yo te conocía; antes de que salieras del seno, Yo te había consagrado, te había constituido profeta para las naciones. En cuanto a ti, cíñete la cintura, levántate y diles todo lo que Yo te ordene. No te dejes intimidar por ellos, no sea que te intimide Yo delante de ellos. Mira que hoy hago de ti una plaza fuerte, una columna de hierro, una muralla de bronce, frente a todo el país: frente a los reyes de Judá y a sus jefes, a sus sacerdotes y al pueblo del país. Ellos combatirán contra ti, pero no te derrotarán, porque Yo estoy contigo para librarte. Palabra de Dios.
SALMO Sal 70, 1-4. 5-6. 15. 17
R. Mi boca, Señor, anunciará tu salvación.
Yo me refugio en ti, Señor, ¡que nunca tenga que avergonzarme! Por tu justicia, líbrame y rescátame, inclina tu oído hacia mí, y sálvame. R.
Sé para mí una roca protectora, Tú que decidiste venir siempre en mi ayuda, porque Tú eres mi Roca y mi fortaleza. ¡Líbrame, Dios mío, de las manos del impío! R.
Porque Tú, Señor, eres mi esperanza y mi seguridad desde mi juventud. En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre; desde el vientre materno fuiste mi protector. R.
Mi boca anunciará incesantemente tus actos de justicia y salvación, Dios mío, Tú me enseñaste desde mi juventud, y hasta hoy he narrado tus maravillas. R.
2ª LECTURA 1Cor 12, 31–13, 13
Guía: San Pablo nos muestra que sin amor no somos nada, y de nada sirven las obras aun las buenas que podamos realizar.
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.
Hermanos: Aspiren a los dones más perfectos. Y ahora voy a mostrarles un camino más perfecto todavía. Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe. Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada. Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo para hacer alarde, si no tengo amor, no me sirve para nada. El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá; porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías, limitadas. Cuando llegue lo que es perfecto, cesará lo que es imperfecto. Mientras yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño, pero cuando me hice hombre, dejé a un lado las cosas de niño. Ahora vemos como en un espejo, confusamente; después veremos cara a cara. Ahora conozco todo imperfectamente; después conoceré como Dios me conoce a mí. En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande de todas es el amor. Palabra de Dios.
ALELUIA Lc 4, 18
Aleluia. El Señor me envió a evangelizar a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos. Aleluia.
EVANGELIO Lc 4, 21-30
Guía: Jesús es rechazado en su mismo pueblo. Su suerte es la misma que padecieron los profetas que lo antecedieron. Destino de muchos incomprendidos de todos los tiempos, por seguir fielmente el camino del Dios.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Después que Jesús predicó en la sinagoga de Nazaret, todos daban testimonio a favor de Él y estaban llenos de admiración por las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: «¿No es este el hijo de José?» Pero Él les respondió: «Sin duda ustedes me citarán el refrán: “Médico, sánate a ti mismo”. Realiza también aquí, en tu patria, todo lo que hemos oído que sucedió en Cafarnaúm». Después agregó: «Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra. Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó todo el país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón. También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue sanado, sino Naamán, el sirio». Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo. Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino. Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: Nos presentamos al Señor, con el pan y el vino. Queremos ser alimento y bebida partido para los hambrientos y sedientos de Dios. Queremos ser profetas del Reino que empezó Jesús.
PREPARACIÓN A LA COMUNIÓN
Guía: De la unión con Cristo, en la eucaristía, sacaremos fuerza y valentía para proclamar a Dios en los ambientes donde nos moveremos durante esta semana.
DESPEDIDA
Guía: Habiéndonos reconocidos como profetas, siguiendo el llamado de Jesús. Nos despedimos, dispuestos a anunciar el Reino de Dios, en medio de los distintos reinos humanos que no conocen ni viven los valores del Hijo de Dios.