6° de Pascua. Blanco.
Credo. Gloria. Prefacio de Pascua.
No nos dejó huérfanos
El texto del evangelio de hoy pertenece al discurso de despedida que Jesús pronuncia durante la Última Cena. En ese momento íntimo, a los discípulos que intuían un futuro inmediato trágico de separación, el Señor les promete que no los dejará huérfanos, que siempre estará con ellos. Jesús no era su papá… Pero sí era uno con el Padre, y eso lo habían experimentado varias veces, que sin él el sentimiento de orfandad habría inundado sus vidas. Pero la promesa de quedarse con ellos está superditada a una prueba de fidelidad: que cumplan sus mandamientos libremente y por amor.
Con ese pacto compromete la presencia del Espíritu Santo y la permanencia del Dios de la vida entre los hombres, otorgándoles, así, a sus discípulos, el don de la vida plena.
La presencia de Cristo hoy, en la Iglesia, se manifiesta por medio del Espíritu Santo. Por eso, podemos preguntarnos en qué medida el espíritu de Jesús habita en nuestra comunidad y en nuestra vida personal porque puede suceder que, a pesar de los sacramentos, especialmente el de la confirmación, el Espíritu Santo siga siendo un ilustre ausente de nuestras vidas.
Cristo, hoy, se instala en la comunidad por medio de signos visibles. Cuando la eucaristía es el centro de la actividad litúrgica y de la devoción. Cuando Jesús, presente en la eucaristía, recibe la visita de los fieles. Cuando, en la comunidad, reinan la alegría y la comunión. Cuando las obras de caridad abundan más que la organización. Cuando, fundamentalmente, nos queremos, ayudamos y respetamos como hermanos.
El Señor se quedó con nosotros. No obstante, nosotros podemos elegir, tanto personal como comunitariamente, vivir alejados de su presencia. El Señor no nos dejó huérfanos, pero, para nuestra desgracia, por decisión propia y voluntaria, podemos vivir como tales.
“No los dejaré huérfanos, volveré a ustedes” (Jn 14, 18).
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: La liturgia de hoy nos presenta a Jesús que promete el Espíritu Santo a sus discípulos, y les pide que atestigüen su presencia redentora en el mundo con el amor al prójimo.
PRIMERA LECTURA Hech 8, 5-8. 14-17
Guía: La fuerza del Espíritu Santo impulsa a los discípulos a ampliar su campo de acción más allá del pueblo de Israel.
Lectura de los Hechos de los Apóstoles.
En aquellos días: Felipe descendió a una ciudad de Samaría y allí predicaba a Cristo. Al oírlo y al ver los milagros que hacía, todos recibían unánimemente las palabras de Felipe. Porque los espíritus impuros, dando grandes gritos, salían de muchos que estaban poseídos, y buen número de paralíticos y lisiados quedaron sanos. Y fue grande la alegría de aquella ciudad. Cuando los Apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que los samaritanos habían recibido la Palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan. Estos, al llegar, oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo. Porque todavía no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente estaban bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces les impusieron las manos y recibieron el Espíritu Santo.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 65, 1-3. 4-7. 16. 20
R. ¡Aclame al Señor toda la tierra!
O bien: Aleluia.
¡Aclame al Señor toda la tierra! ¡Canten la gloria de su Nombre! Tribútenle una alabanza gloriosa, digan al Señor: “¡Qué admirables son tus obras!” R.
Toda la tierra se postra ante ti, y canta en tu honor, en honor de tu Nombre. Vengan a ver las obras del Señor, las cosas admirables que hizo por los hombres. R.
Él convirtió el mar en tierra firme, a pie atravesaron el río. Por eso, alegrémonos en Él, que gobierna eternamente con su fuerza. R.
Los que temen al Señor, vengan a escuchar, yo les contaré lo que hizo por mí: Bendito sea Dios, que no rechazó mi oración ni apartó de mí su misericordia. R.
SEGUNDA LECTURA 1Ped 3, 15-18
Guía: El cristiano –recuerda hoy la carta de Pedro– está llamado a dar en todo momento razón de su fe y de su esperanza.
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pedro.
Queridos hermanos: Glorifiquen en sus corazones a Cristo, el Señor. Estén siempre dispuestos a defenderse delante de cualquiera que les pida razón de la esperanza que ustedes tienen. Pero háganlo con suavidad y respeto, y con tranquilidad de conciencia. Así se avergonzarán todos aquellos que difaman el buen comportamiento que ustedes tienen en Cristo, porque ustedes se comportan como servidores de Cristo. Es preferible sufrir haciendo el bien, si ésta es la voluntad de Dios, que haciendo el mal. Cristo padeció una vez por los pecados –el Justo por los injustos– para que, entregado a la muerte en su carne y vivificado en el Espíritu, los llevara a ustedes a Dios.
Palabra de Dios.
ALELUIA Jn 14, 23
Aleluia. “El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará e iremos a él”, dice el Señor. Aleluia.
EVANGELIO Jn 14, 15-21
Guía: Jesús nos ama; nos ha amado toda la vida y nos pide que lo amemos acogiendo y predicando sus mandamientos.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Durante la Última Cena, Jesús dijo a sus discípulos: “Si ustedes me aman, cumplirán mis mandamientos. Y Yo rogaré al Padre, y Él les dará otro Paráclito para que esté siempre con ustedes: el Espíritu de la Verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Ustedes, en cambio, lo conocen, porque Él permanece con ustedes y estará en ustedes. No los dejaré huérfanos, volveré a ustedes. Dentro de poco, el mundo ya no me verá, pero ustedes sí me verán, porque Yo vivo y también ustedes vivirán. Aquel día comprenderán que Yo estoy en mi Padre, y que ustedes están en mí y Yo en ustedes. El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y Yo lo amaré y me manifestaré a él”.
Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: Presentamos al Señor, con el pan y el vino, los frutos de nuestra confirmación: testimonio, misión y aceptación alegre de nuestras cruces, en el amor.
PREPARACIÓN A LA COMUNIÓN
Guía: “Si me aman –dice el Señor– cumplan mis mandamientos, y yo rogaré al Padre y él les dará otro consolador que permanecerá con ustedes para siempre” (Jn 14, 15-16).
DESPEDIDA
Guía: El cristiano es el que sabe dar razón de su esperanza por la fuerza de su fe en Dios, y gracias al amor que le infunde el Espíritu Santo. Vayamos a anunciar la Buena Nueva.