Prefacio de Cuaresma.
Lectura del libro de Jeremías.
Señor, Tú me has hecho ver las intrigas de este pueblo. Y yo era como un manso cordero, llevado al matadero, sin saber que ellos urdían contra mí sus maquinaciones: «¡Destruyamos el árbol mientras tiene savia, arranquémoslo de la tierra de los vivientes, y que nadie se acuerde más de su nombre!». Señor de los ejércitos, que juzgas con justicia, que sondeas las entrañas y los corazones, ¡que yo vea tu venganza contra ellos, porque a ti he confiado mi causa! Palabra de Dios.
Comentario: El Profeta lamenta la suerte dolorosa de su pueblo, que es la destrucción y el exilio. Asimismo, el pueblo sufre las consecuencias de ser desterrado por causa de la maldad de los gobernantes (pastores) que no desean encontrarse y viven a las espaldas de Yahvé.
R. ¡Señor, Dios mío, en ti me refugio!
Señor, Dios mío, en ti me refugio: sálvame de todos los que me persiguen; líbrame, para que nadie pueda atraparme como un león, que destroza sin remedio. R.
Júzgame, Señor, conforme a mi justicia y de acuerdo con mi integridad. ¡Que se acabe la maldad de los impíos! Tú que sondeas las mentes y los corazones, Tú que eres un Dios justo, apoya al inocente. R.
Mi escudo es el Dios Altísimo, que salva a los rectos de corazón. Dios es un Juez justo y puede irritarse en cualquier momento. R.
Felices los que retienen la Palabra de Dios con un corazón bien dispuesto y dan fruto gracias a su constancia.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Algunos de la multitud, que habían oído a Jesús, opinaban: «Éste es verdaderamente el Profeta». Otros decían: «Éste es el Mesías». Pero otros preguntaban: «¿Acaso el Mesías vendrá de Galilea? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David y de Belén, el pueblo de donde era David?». Y por causa de Él, se produjo una división entre la gente. Algunos querían detenerlo, pero nadie puso las manos sobre Él. Los guardias fueron a ver a los sumos sacerdotes y a los fariseos, y éstos les preguntaron: «¿Por qué no lo trajeron?». Ellos respondieron: «Nadie habló jamás como este hombre». Los fariseos respondieron: «¿También ustedes se dejaron engañar? ¿Acaso alguno de los jefes o de los fariseos ha creído en Él? En cambio, esa gente que no conoce la Ley está maldita». Nicodemo, uno de ellos, que había ido antes a ver a Jesús, les dijo: «¿Acaso nuestra Ley permite juzgar a un hombre sin escucharlo antes para saber lo que hizo?». Le respondieron: «¿Tú también eres galileo? Examina las Escrituras y verás que de Galilea no surge ningún profeta». Y cada uno regresó a su casa. Palabra del Señor.
Comentario: El evangelio presenta la confusión existente acerca de si Jesús es o no un profeta o bien que es el Mesías. No obstante, del relato se desprende de que se quiere enfatizar más el origen divino que el terreno. Por tanto, queda claro que a Jesús no se le puede juzgar por su apariencia, sino por lo que dice y hace. Por eso, continúa acusándolos de hablar sin fundamentos, sin conocer su identidad y, lo que es peor, no quieren reconocerlo.