4° de Adviento. Morado.
No se dice Gloria. Credo. Prefacio de Adviento.
Navidad: Nueva virginidad y maternidad
“El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María”. Este comienzo del evangelio de Lucas trae varias novedades: el anuncio llegó a la periferia, Galilea, tierra de paganos; a una virgen a la que se le prometía maternidad, aunque ella no lo tenía en sus planes cuando ser madre era una condición para poder recibir las bendiciones de la Alianza de Abraham…
Implícitamente, se afirma la ausencia de relaciones conyugales como un hecho, quizás como una decisión consciente de María. En el Antiguo Testamento, no se valora la virginidad consagrada a Dios. Asimismo, en el contexto religioso-cultural de María, era deshonroso no tener hijos. Aún más, si tenemos en cuenta las promesas que Dios hizo a Abrahám; negarse a la maternidad era ponerse al margen de sus bendiciones. El matrimonio previsto con José parece indicar que María no se había consagrado como virgen. Jesús fue el primero que anunció el valor de la virginidad voluntaria como signo de un servicio al Reino y por amor a Dios.
La pregunta de María: “¿Cómo puede ser esto?” debería interpretarse como expresión de su virginidad actual y, por lo tanto, de su dilema: las palabras del Ángel se refieren a una concepción cuando ella no conoce varón. El Ángel le responde que no es preciso que haya conocido varón, ya que ella concebirá por obra del Espíritu Santo.
Frente a este anuncio, todo comenzó a cambiar. Si Dios era así, todo era posible. María comenzó su íntima relación con Jesús, su hijo. Fue viendo, paso a paso, el camino por donde Dios la quería llevar. Descubrió la maternidad virginal, y nosotros la recibimos como un don del Reino que nos abre a una nueva forma de consagración para la Iglesia y el mundo: creyentes que se consagran vírgenes para una nueva maternidad y una nueva paternidad.
“¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?” (Lc 1, 34).
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: En la liturgia de hoy nos encontramos con la Virgen María y san José, el hombre “justo”, que juegan un rol decisivo en el plan de la salvación. Dios se revela en la historia como “el Emmanuel” -Dios con nosotros-; esto, a su vez, encuentra en Jesús su plena realización.
1ª LECTURA 2Sam 7, 1-5. 8-12. 14. 16
Guía: Dios rechaza el ofrecimiento de David que quiere construirle una “casa”. El mismo Dios construirá esa casa, en su Hijo, descendiente de David según la carne, al cual dará un trono eterno.
Lectura del segundo libro de Samuel.
Cuando David se estableció en su casa y el Señor le dio paz, librándolo de todos sus enemigos de alrededor, el rey dijo al profeta Natán: «Mira, yo habito en una casa de cedro, mientras el Arca de Dios está en una tienda de campaña». Natán respondió al rey: «Ve a hacer todo lo que tienes pensado, porque el Señor está contigo». Pero aquella misma noche, la palabra del Señor llegó a Natán en estos términos: «Ve a decirle a mi servidor David: Así habla el Señor: ¿Eres tú el que me va a edificar una casa para que Yo la habite? Yo te saqué del campo de pastoreo, de detrás del rebaño, para que fueras el jefe de mi pueblo Israel. Estuve contigo dondequiera que fuiste y exterminé a todos tus enemigos delante de ti. Yo haré que tu nombre sea tan grande como el de los grandes de la tierra. Fijaré un lugar para mi pueblo Israel y lo plantaré para que tenga allí su morada. Ya no será perturbado, ni los malhechores seguirán oprimiéndolo como lo hacían antes, desde el día en que establecí Jueces sobre mi pueblo Israel. Yo te he dado paz, librándote de todos tus enemigos. Y el Señor te ha anunciado que Él mismo te hará una casa. Sí, cuando hayas llegado al término de tus días y vayas a descansar con tus padres, Yo elevaré después de ti a uno de tus descendientes, a uno que saldrá de tus entrañas, y afianzaré su realeza. Seré un padre para él, y él será para mí un hijo. Tu casa y tu reino durarán eternamente delante de mí, y tu trono será estable para siempre». Palabra de Dios.
SALMO Sal 88, 2-5. 27. 29
R. Cantaré eternamente el amor del Señor.
Cantaré eternamente el amor del Señor, proclamaré tu fidelidad por todas las generaciones. Porque Tú has dicho: «Mi amor se mantendrá eternamente, mi fidelidad está afianzada en el cielo». R.
Yo sellé una alianza con mi elegido, hice este juramento a David, mi servidor: «Estableceré tu descendencia para siempre, mantendré tu trono por todas las generaciones». R.
Él me dirá: «Tú eres mi padre, mi Dios, mi Roca salvadora». Le aseguraré mi amor eternamente, y mi alianza será estable para él. R.
2ª LECTURA Rom 16, 25-27
Guía: El misterio de la salvación es Jesús mismo, revelado paulatinamente por los profetas y que ahora se ha revelado plenamente.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma.
Hermanos: ¡Gloria a Dios, que tiene el poder de afianzarlos, según la Buena Noticia que yo anuncio, proclamando a Jesucristo, y revelando un misterio que fue guardado en secreto desde la eternidad y que ahora se ha manifestado! Este es el misterio que, por medio de los escritos proféticos y según el designio del Dios eterno, fue dado a conocer a todas las naciones para llevarlas a la obediencia de la fe. ¡A Dios, el único sabio, por Jesucristo, sea la gloria eternamente! Amén. Palabra de Dios.
ALELUIA Lc 1, 38
Aleluia. Yo soy la servidora del Señor, que se haga en mí según tu Palabra. Aleluia.
EVANGELIO Lc 1, 26-38
Guía: El relato de la anunciación y de la encarnación de Jesús nos muestra que Dios cumple las promesas de salvación. María, a su vez, representa la colaboración humana, que Dios exige del hombre.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo». Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin». María dijo al Ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relación con ningún hombre?» El Ángel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios». María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se haga en mí según tu Palabra». Y el Ángel se alejó.Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: En la cercanía de la Navidad, con los dones del pan y del vino, ofrecemos sobre el altar los sufrimientos de la gente, sus angustias, sus aspiraciones de paz y de solidaridad: de un mundo mejor.
PREPARACIÓN A LA COMUNIÓN
Guía: La comunión con el cuerpo de Cristo debe comprometernos a colaborar en el plan de Dios, que se revela y realiza en la historia cotidiana del mundo.
DESPEDIDA
Guía: Termina el tiempo litúrgico de Adviento, pero la vida del cristiano es toda un “adviento”: espera y revelación de ese Jesús que ha venido a salvar; que pide nuestra cooperación para seguir salvando a los hombres.