Motivación de entrada
La liturgia de hoy nos hace revivir el encuentro de Jesús con los discípulos de Emaús. Como ellos, dispongámonos a reconocerlo en el pan eucarístico compartido.
Nuestro arrepentimiento hoy debe centrarse en la escucha de la palabra y la recepción de la eucaristía. Nos preguntamos: ¿influyen, realmente, en nuestra vida cristiana?
Ante las amenazas de los jefes judíos, Pedro y los otros apóstoles, reaccionan vigorosamente: es por obediencia a Dios que ellos predican a Jesús, guía y salvador de los hombres.
En su visión, Juan describe la alabanza que los ángeles y los santos y la misma creación elevan a Jesús, el Cordero sacrificado por nosotros.
Evangelio: Juan 21, 1-19 (o bien: 21, 1-14).
Ofrezcamos sobre el altar, con el pan y el vino, nuestros cansancios y desesperanzas, la palabra recibida y la eucaristía en que participamos.
Supliquemos al Señor que lo podamos reconocer y recibir, con provecho verdadero, en la comunión que compartimos con muchos hermanos.
Animados por el mensaje evangélico de hoy, anunciemos con valentía que Jesús debía pasar por el sufrimiento y la muerte para resucitar a la gloria del Padre.