3º de Cuaresma. Morado.
No se canta ni se dice: Gloria. Credo. Prefacio de Propio.
Crónica del tiempo de Jesús
Hoy nos enteramos de dos hechos del tiempo de Jesús: un crimen y un accidente, hechos de muerte que siempre vivimos como una violencia injusta cuando son frutos de la maldad y la injusticia, Pilato y sus predecesores eran conocidos por la crueldad con la que trataban de disuadir cualquier intento de rebelión contra el Imperio. Este crimen puede ser el que se cometió durante la preparación de la fiesta de Pascua. Pilato hizo matar a unas mil quinientas personas en el mismo lugar donde degollaban las víctimas para los sacrificios, mezclando la sangre de animales y personas. Doble sacrilegio por profanar el lugar y los sacrificios ofrecidos a Yahvé.
Jesús no condena a Pilato ni exaltó a sus compatriotas. Para él todos eran víctimas del mismo pecado: la violencia y el odio; pero esta vez los galileos resultaron ser los más débiles. Imaginemos lo que podría pasar si vencían a Pilato. El problema no se resolvía alternando el poder del mal ni cambiando responsables, sino haciendo vencer el bien.
Jesús rechaza los medios violentos de este mundo para edificar su Reino y se hace cargo del mal de todas las personas. Para eso dio la vida.
El otro hecho es una calamidad natural que no puede verse nunca como un castigo de Dios. El pecado puede estar en el hombre que somete la naturaleza con insensatez absoluta envenenando el planeta o construyendo irresponsablemente por avaricia o incapacidad. El fruto es el dolor y la muerte de inocentes porque el pecado rompe la armonía de la naturaleza y las personas.
Así, con estos dos hechos, Jesús nos enseña a leer los signos de los tiempos, discerniendo a la luz de la palabra y la infinita bondad de Dios y no según nuestras luces y conveniencias.
Discernir no es buscar simplemente lo que es bueno o malo. Es un proceso de conversión.
“¿Creen ustedes que esos galileos eran más pecadores que los demás?” (Lc 13, 2).
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: En el Tercer domingo de Cuaresma, Jesús nos invita a rechazar los medios violentos para edificar su Reino y a no ver en las calamidades naturales un castigo de Dios. Los discípulos misioneros debemos ser pacíficos y tener capacidad para interpretar cuánto acontece en nuestro entorno.
1ª LECTURA Éx 3, 1-8. 10. 13-15
Guía: Dios se aparece a Moisés en una zarza ardiente, revelándole su nombre y confiándole la misión de liberar a su pueblo de la esclavitud de Egipto.
Lectura del libro del Éxodo.
Moisés, que apacentaba las ovejas de su suegro Jetró, el sacerdote de Madián, llevó una vez el rebaño más allá del desierto y llegó a la montaña de Dios, al Horeb. Allí se le apareció el Ángel del Señor en una llama de fuego, que salía de en medio de la zarza. Al ver que la zarza ardía sin consumirse, Moisés pensó: “Voy a observar este grandioso espectáculo. ¿Por qué será que la zarza no se consume?”. Cuando el Señor vio que él se apartaba del camino para mirar, lo llamó desde la zarza, diciendo: “¡Moisés, Moisés!”. “Aquí estoy”, respondió él. Entonces Dios le dijo: “No te acerques hasta aquí. Quítate las sandalias, porque el suelo que estás pisando es una tierra santa”. Luego siguió diciendo: “Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”. Moisés se cubrió el rostro porque tuvo miedo de ver a Dios. El Señor dijo: “Yo he visto la opresión de mi pueblo, que está en Egipto, y he oído los gritos de dolor, provocados por sus capataces. Sí, conozco muy bien sus sufrimientos. Por eso he bajado a librarlo del poder de los egipcios y a hacerlo subir, desde aquel país, a una tierra fértil y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel. Ahora ve, Yo te envío al Faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los israelitas”. Moisés dijo a Dios: “Si me presento ante los israelitas y les digo que el Dios de sus padres me envió a ellos, me preguntarán cuál es su nombre. Y entonces, ¿qué les responderé?”. Dios dijo a Moisés: “Yo soy el que soy”. Luego añadió: “Tú hablarás así a los israelitas: ‘Yo soy’ me envió a ustedes”. Y continuó diciendo a Moisés: “Tu hablarás así a los israelitas: El Señor, el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, es el que me envía. Este es mi nombre para siempre, y así será invocado en todos los tiempos futuros”. Palabra de Dios.
SALMO Sal 102, 1-4. 6-8. 11
R. El Señor es bondadoso y compasivo.
Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga a su santo Nombre; bendice al Señor, alma mía, y nunca olvides sus beneficios. R.
Él perdona todas tus culpas y sana todas tus dolencias; rescata tu vida del sepulcro, te corona de amor y de ternura. R.
El Señor hace obras de justicia y otorga el derecho a los oprimidos; Él mostró sus caminos a Moisés y sus proezas al pueblo de Israel. R.
El Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia; cuanto se alza el cielo sobre la tierra, así de inmenso es su amor por los que lo temen. R.
2ª LECTURA 1Cor 10, 1-6. 10-12
Guía: Pablo nos recuerda a Israel en el desierto, como todos fueron llamados a ser liberados pero, por sus pecados, muchos perecieron antes de llegar a la tierra prometida.
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.
Hermanos: No deben ignorar que todos nuestros padres fueron guiados por la nube y todos atravesaron el mar; y para todos, la marcha bajo la nube y el paso del mar, fue un bautismo que los unió a Moisés. También todos comieron la misma comida y bebieron la misma bebida espiritual. En efecto, bebían el agua de una roca espiritual que los acompañaba, y esa roca era Cristo. A pesar de esto, muy pocos de ellos fueron agradables a Dios, porque sus cuerpos quedaron tendidos en el desierto. Todo esto aconteció simbólicamente para ejemplo nuestro, a fin de que no nos dejemos arrastrar por los malos deseos, como lo hicieron nuestros padres. No nos rebelemos contra Dios, como algunos de ellos, por lo cual murieron víctimas del Ángel exterminador. Todo esto les sucedió simbólicamente, y está escrito para que nos sirva de lección a los que vivimos en el tiempo final. Por eso, el que se cree muy seguro, ¡cuídese de no caer! Palabra de Dios.
ACLAMACIÓN Mt 4, 17
“Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca”, dice el Señor.
EVANGELIO Lc 13, 1-9
Guía: Con dos ejemplos, Jesús nos invita a saber leer los signos de los tiempos, discerniendo a la luz de la Palabra y de la infinita bondad de Dios, y no según nuestras luces y conveniencias.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
En cierta ocasión se presentaron unas personas que comentaron a Jesús el caso de aquellos galileos, cuya sangre Pilato mezcló con la de las víctimas de sus sacrificios. Él les respondió: “¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera. ¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se desplomó la torre de Siloé, eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera”. Les dijo también esta parábola: “Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: ‘Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?’. Pero él respondió: ‘Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré. Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás’”. Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: Con los dones del pan y del vino, ponemos sobre el altar nuestro propósito de perdonar a nuestros hermanos, como esperamos que Dios tenga misericordia de nosotros.
PREPARACIÓN PARA LA COMUNIÓN
Guía: Nos acercamos a comulgar convencidos que él será nuestra fortaleza para enfrentar los signos de los tiempos de nuestros días.
DESPEDIDA
Guía: Nos despedimos, con la alegría de saber, que el Señor nos asiste en los desafíos por vivir de los valores de la paz y de la misericordia, en medio de una sociedad que más bien nos invita a la violencia y al desamor. Somos mensajeros de la vida.