30° durante el año. Verde.
Gloria. Credo. Prefacio dominical durante el año.
Es hora de tirar el manto para ver
Jesús inicia su viaje a Jerusalén y llega a Jericó, como Josué, que viene del desierto y la conquista antes de entrar en la tierra prometida. Para un judío, Jericó es sinónimo de victoria, de futuro venturoso.
Antes de llegar a la ciudad, el Señor anuncia tres veces su pasión y muerte, pero choca con la ceguera y la sordera de sus Apóstoles. Ellos creen estar en un viaje victorioso, como Josué, para reconstruir el antiguo reino de David y acomodarse en los tronos del gobierno y del poder.
Al salir de Jericó, un ciego grita, pide ayuda y lo proclama Mesías: “Señor, ten piedad de mí”, que podemos traducir como “Soy ciego porque he pecado y no tendré la resurrección. ¡Sálvame!”.
Cuando Jesús lo llama para saber qué necesita, el ciego tira su manto. El vestido en ese tiempo, como también ahora, define la persona. El emperador para distinguir a uno de sus nobles le regalaba una túnica de púrpura, el vestido imperial. Los mendigos, los enfermos, los leprosos, tenían un vestido que los identificaba como necesitados de todo y excluidos. La gente los definía como pecadores… Algo habían hecho para merecer ese castigo.
Tirar una túnica de púrpura significaba rechazar los honores imperiales, y tirar el de la mendicidad implicaba salir de la esclavitud. Lo que pide este ciego no es solo una salud del cuerpo, sino también una salud social y espiritual, una nueva vida.
Mientras los Apóstoles, frente a los anuncios de la pasión, sueñan con ascender en la escala social y del poder, un pobre mendigo y ciego es sanado y liberado. En ese momento, sucede otro milagro: el ciego sigue a Jesús.
Los evangelios nos narran una gran paradoja: los Apóstoles continuarán ciegos hasta después de la resurrección, verán y comprenderán todo luego de Pentecostés.
Hoy Jesús nos quiere abrir los ojos.
“¡Hijo de David, ten piedad de mí!” (Mc 10, 47-48).
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: Si bien no todos nosotros somos ciegos, seguramente algún problemita tenemos en nuestros ojos. Hoy nos encontramos con un mendigo que, a la vez, era ciego y buscaba que Jesús lo sane. Luego de comprobar su fe, Jesús lo sana. Participemos de esta eucaristía con fe. Pidamos a Jesús que venga a nuestro encuentro y cure nuestros males personales y sociales.
1ª LECTURA Jer 31, 7-9
Guía: El profeta anuncia que, como un buen padre, Dios consolará y salvará al pequeño resto de los israelitas que se mantienen fieles.
Lectura del libro de Jeremías.
Así habla el Señor: ¡Griten jubilosos por Jacob, aclamen a la primera de las naciones! Háganse oír, alaben y digan: «¡El Señor ha salvado a su pueblo, al resto de Israel!» Yo los hago venir del país del Norte y los reúno desde los extremos de la tierra; hay entre ellos ciegos y lisiados, mujeres embarazadas y parturientas: ¡es una gran asamblea la que vuelve aquí! Habían partido llorando, pero Yo los traigo llenos de consuelo; los conduciré a los torrentes de agua por un camino llano, donde ellos no tropezarán. Porque Yo soy un padre para Israel y Efraím es mi primogénito. Palabra de Dios.
SALMO Sal 125, 1-6
R. ¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros!
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía que soñábamos: nuestra boca se llenó de risas y nuestros labios, de canciones. R.
Hasta los mismos paganos decían: «¡El Señor hizo por ellos grandes cosas!» ¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros y estamos rebosantes de alegría! R.
¡Cambia, Señor, nuestra suerte como los torrentes del Négueb! Los que siembran entre lágrimas cosecharán entre canciones. R.
El sembrador va llorando cuando esparce la semilla, pero vuelve cantando cuando trae las gavillas. R.
2ªLECTURA Heb 5, 1-6
Guía: Cristo es el Sumo Sacerdote, modelo de todo sacerdocio, que se ofrece a sí mismo como mediador entre la misericordia de Dios y la Humanidad pecadora.
Lectura de la carta a los Hebreos.
Hermanos: Todo Sumo Sacerdote del culto antiguo es tomado de entre los hombres y puesto para intervenir en favor de los hombres en todo aquello que se refiere al servicio de Dios, a fin de ofrecer dones y sacrificios por los pecados. Él puede mostrarse indulgente con los que pecan por ignorancia y con los descarriados, porque él mismo está sujeto a la debilidad humana. Por eso debe ofrecer sacrificios, no solamente por los pecados del pueblo, sino también por sus propios pecados. Y nadie se arroga esta dignidad, si no es llamado por Dios como lo fue Aarón. Por eso, Cristo no se atribuyó a sí mismo la gloria de ser Sumo Sacerdote, sino que la recibió de Aquél que le dijo: «Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy». Como también dice en otro lugar: «Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec». Palabra de Dios.
ALELUIA Cfr. 2Tim 1, 10
Aleluia. Nuestro Salvador Jesucristo destruyó la muerte e hizo brillar la vida, mediante la Buena Noticia. Aleluia.
EVANGELIO Mc 10, 46-52
Guía: Un mendigo ciego se presentó a Jesús, y pudo ver la luz del día y de la fe por la gran confianza que le tuvo.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Cuando Jesús salía de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud, el hijo de Timeo –Bartimeo, un mendigo ciego– estaba sentado junto al camino. Al enterarse de que pasaba Jesús, el Nazareno, se puso a gritar: «¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!» Muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: «¡Hijo de David, ten piedad de mí!». Jesús se detuvo y dijo: «Llámenlo». Entonces llamaron al ciego y le dijeron: «¡Ánimo, levántate! Él te llama». Y el ciego, arrojando su manto, se puso de pie de un salto y fue hacia Él. Jesús le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?» Él le respondió: «Maestro, que yo pueda ver». Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado». En seguida comenzó a ver y lo siguió por el camino. Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: Los dones del pan y del vino, sean expresión de nuestro deseo por alcanzar a vivir un amor verdadero a Dios y a los hermanos.
PREPARACIÓN A LA COMUNIÓN
Guía: Nuestra comunión con Cristo Jesús madura en el amor a los hermanos que llega hasta dar la vida, como Jesús.
DESPEDIDA
Guía: Que la fe, la esperanza y el amor, que hemos alimentado con la Palabra y la eucaristía, crezcan y se manifiesten en obras concretas, para que alabemos a Dios. Es el augurio para todos.