2º durante el año. Verde.
Gloria. Credo. Prefacio dominical durante el año.
Los deseos marcan el límite
El evangelio de hoy nos presenta el llamado de Jesús a los primeros dos discípulos. Uno sabemos que era Andrés, y el otro sospechamos que podría ser Juan, el autor de este escrito. Basándose en las palabras de Juan Bautista, descubren, en el maestro al Mesías que quita el pecado del mundo.
Andrés se entusiasma enseguida y va a llamar a su hermano Pedro, que parece no tan decidido y menos convencido de los argumentos de su hermano, entonces Andrés lo tiene que llevar hasta adonde está Jesús.
Pedro no demuestra alegría, ni interés, ni curiosidad. Después que Jesús le dice que era Pedro, Piedra, duro y testarudo, y le cambia el nombre por Cefas, cabeza, comienza su cambio. En adelante lo veremos siempre impetuoso, exagerado en las buenas y las malas ocasiones, lo que lo lleva a traicionar y amar hasta el extremo al Señor, que ha descubierto gracias a que su hermano lo llevó…
Para seguir a Dios, hay que dejarse entusiasmar, apasionarse porque el llamado tiene que conquistar el corazón y no solo la mente o la voluntad. Muchas veces, Dios utiliza un intermediario para entusiasmarnos… Varias conversiones y vocaciones comienzan de este modo… Son los enviados del Señor. Hoy vemos que Juan Bautista y Andrés fueron una cadena del Señor que llegó hasta Pedro, luego Felipe, y Felipe será el intermediario con Natanael.
Todo se inicia con el descubrimiento del Señor. Hay algún momento en la vida en que hemos hecho una experiencia de Dios que no olvidamos, algo así como no olvidamos el primer día de clase, o el primer beso, o el primer hijo, o la primera casa… Esas experiencias se nos graban en todos los sentidos: perfumes, gustos, imágenes, sonidos…
Hoy te encontrarás con el Señor en la Palabra y en la eucaristía. ¿Qué quedará de este encuentro?
“Hemos encontrado al Mesías” (Jn 1, 41).
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: La liturgia de hoy nos invita a seguir a Cristo, el Cordero de Dios, que ha venido a salvar al mundo y que nos asocia a su misión salvadora.
PRIMERA LECTURA 1Sam 3, 3-10. 19
Guía: El joven Samuel, en su respuesta pronta a la voz de Dios, es modelo de cómo también nosotros debemos seguir con prontitud el llamado de Dios.
Lectura del primer libro de Samuel.
Samuel estaba acostado en el Templo del Señor, donde se encontraba el Arca de Dios. El Señor llamó a Samuel, y él respondió: «Aquí estoy». Samuel fue corriendo adonde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy, porque me has llamado». Pero Elí le dijo: «Yo no te llamé; vuelve a acostarte». Y él se fue a acostar. El Señor llamó a Samuel una vez más. Él se levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy, porque me has llamado». Elí le respondió: «Yo no te llamé, hijo mío; vuelve a acostarte». Samuel aún no conocía al Señor, y la palabra del Señor todavía no le había sido revelada. El Señor llamó a Samuel por tercera vez. Él se levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy, porque me has llamado». Entonces Elí comprendió que era el Señor el que llamaba al joven, y dijo a Samuel: «Ve a acostarte, y si alguien te llama, tú dirás: Habla, Señor, porque tu servidor escucha». Y Samuel fue a acostarse en su sitio. Entonces vino el Señor, se detuvo, y llamó como las otras veces: «¡Samuel, Samuel!» Él respondió: «Habla, porque tu servidor escucha». Samuel creció; el Señor estaba con él, y no dejó que cayera por tierra ninguna de sus palabras. Palabra de Dios.
SALMO Sal 39, 2. 4. 7-10
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Esperé confiadamente en el Señor: Él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor. Puso en mi boca un canto nuevo, un himno a nuestro Dios. R.
Tú no quisiste víctima ni oblación; pero me diste un oído atento; no pediste holocaustos ni sacrificios, entonces dije: “Aquí estoy”. R.
“En el libro de la Ley, está escrito lo que tengo que hacer: yo amo, Dios mío, tu voluntad, y tu ley está en mi corazón”. R.
Proclamé gozosamente tu justicia en la gran asamblea; no, no mantuve cerrados mis labios, Tú lo sabes, Señor. R.
SEGUNDA LECTURA 1Cor 6, 13-15. 17-20
Guía: Pablo nos exhorta a mantener puro y digno nuestro cuerpo, pues es templo del Espíritu Santo.
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.
Hermanos: El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor es para el cuerpo. Y Dios, que resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros con su poder. ¿No saben acaso que sus cuerpos son miembros de Cristo? El que se une al Señor se hace un solo espíritu con Él. Eviten la fornicación. Cualquier otro pecado cometido por el hombre es exterior a su cuerpo, pero el que fornica peca contra su propio cuerpo. ¿O no saben que sus cuerpos son templo del Espíritu Santo, que habita en ustedes y que han recibido de Dios? Por lo tanto, ustedes no se pertenecen, sino que han sido comprados, ¡y a qué precio! Glorifiquen entonces a Dios en sus cuerpos. Palabra de Dios.
ALELUIA Jn 1, 41. 17
Aleluia. Hemos encontrado al Mesías, es decir al Cristo; por Él nos han llegado la gracia y la verdad. Aleluia.
EVANGELIO Jn 1, 35-42
Guía: Juan el Bautista indica a Jesús como el “Cordero de Dios”. Nos invita a hacer como Juan y Andrés la experiencia del seguimiento de Cristo.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Estaba Juan Bautista con dos de sus discípulos y, mirando a Jesús que pasaba, dijo: «Éste es el Cordero de Dios». Los dos discípulos, al oírlo hablar así, siguieron a Jesús. Él se dio vuelta y, viendo que lo seguían, les preguntó: «¿Qué quieren?» Ellos le respondieron: «Rabbí –que traducido significa Maestro– ¿dónde vives?» «Vengan y lo verán», les dijo. Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con Él ese día. Era alrededor de las cuatro de la tarde. Uno de los dos que oyeron las palabras de Juan y siguieron a Jesús era Andrés, el hermano de Simón Pedro. Al primero que encontró fue a su propio hermano Simón, y le dijo: «Hemos encontrado al Mesías», que traducido significa Cristo. Entonces lo llevó a donde estaba Jesús. Jesús lo miró y le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan: tú te llamarás Cefas», que traducido significa Pedro. Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: Al comenzar el Tiempo Ordinario, llamado “per annum”, ponemos ante el Señor el pan y el vino de nuestros sacrificios cotidianos, con el compromiso de una vida santa.
PREPARACIÓN A LA COMUNIÓN
Guía: La comunión con Cristo –el único pan de vida– debe hacernos “un corazón y un alma sola” con él y con los hermanos.
DESPEDIDA
Guía: Dios sigue siendo el Emanuel: Dios con nosotros. Valoremos su presencia amiga en lo cotidiano. Que su palabra sea luz para nuestros pasos y nos reconforte en nuestro caminar.