2º Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia. Blanco.
Gloria. Credo. Prefacio pascual. Día de Cuasimodo.
El Domingo de Tomás
Una antigua tradición denomina este día como el “Domingo de Tomás”. La liturgia propone siempre el mismo evangelio. Pareciera que en Tomás hay algo estructural de todos nosotros: no somos ni tan diversos ni tan iguales, tenemos con él muchas semejanzas. Demás no estaría hoy invocarlo: “Santo Tomás, ruega por nosotros”.
En el día de Pascua, Jesús se presenta en medio de sus discípulos en el cenáculo y los saluda: “La paz esté con ustedes”. Muestra las manos y el costado. Todos se alegran. Falta solo Tomás. Cuando le contaron lo acaecido, él no cree. Es más, los desafía: “Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré”. Pasan ocho días, y Jesús aparece de nuevo. Está también Tomás. Frente a la evidencia, reconoce a Jesús como Señor y resucitado.
Tomás no es un discípulo cerrado y duro. Los evangelios lo describen como un hombre de sentimientos francos y generosos. Pero el día de Pascua llega tarde. La experiencia de muerte del Maestro lo ha impresionado terriblemente.
Su camino de fe resulta plagado de incomprensiones, de abandonos, miedos, dudas. Así puede ser nuestro camino de fe. No obstante, al final, reconoce a Jesús como su Dios.
Tomás está presente en cada uno de nosotros, en quien tiene dificultad y dudas o siente que su fe es débil, en quien sufre por la imposibilidad de creer en Dios como quisiera.
Jesús viene todos los días y anuncia: “Felices aquellos que han creído sin ver”. Deberían bastar sus palabras para creer, porque, para tocar sus heridas y su costado, es suficiente con ver los cuerpos martirizados de tantos hombres y mujeres cruelmente probados por el mal.
Hoy Jesús nos dice a nosotros, los Tomás del siglo XXI: “Felices los que creen sin haber visto” (Jn 20, 29).
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: La liturgia de este domingo nos llama la atención para que comprendamos que el Señor Resucitado se hace presente en la eucaristía, máxima expresión de la comunidad y misión de los cristianos. Con los cuasimodistas saldremos luego a llevar esta Buena Noticia a los enfermos y personas necesitadas.
PRIMERA LECTURA Hech 4, 32-35
Guía: La comunidad cristiana primitiva vive una plena comunión de bienes espirituales y materiales, que le permite ayudar a todos, para que nadie pase necesidad.
Lectura de los Hechos de los Apóstoles.
La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo era común entre ellos. Los Apóstoles daban testimonio con mucho poder de la resurrección del Señor Jesús y gozaban de gran estima. Ninguno padecía necesidad, porque todos los que poseían tierras o casas las vendían y ponían el dinero a disposición de los Apóstoles, para que se distribuyera a cada uno según sus necesidades. Palabra de Dios.
SALMO Sal 117, 2-4. 16-18. 22-24
R. ¡Den gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor!
O bien: Aleluia.
Que lo diga el pueblo de Israel: ¡es eterno su amor! Que lo diga la familia de Aarón: ¡es eterno su amor! Que lo digan los que temen al Señor: ¡es eterno su amor! R.
“La mano del Señor es sublime, la mano del Señor hace proezas”. No, no moriré: viviré para publicar lo que hizo el Señor. El Señor me castigó duramente, pero no me entregó a la muerte. R.
La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular. Esto ha sido hecho por el Señor y es admirable a nuestros ojos. Éste es el día que hizo el Señor: alegrémonos y regocijémonos en él. R.
SEGUNDA LECTURA 1Jn 5, 1-6
Guía: Los mandamientos de Dios no son una carga pesada, siempre y cuando los aceptemos con fe y los observemos con amor.
Lectura de la primera carta de san Juan.
Queridos hermanos: El que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y el que ama al Padre ama también al que ha nacido de Él. La señal de que amamos a los hijos de Dios es que amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos. El amor a Dios consiste en cumplir sus mandamientos, y sus mandamientos no son una carga, porque el que ha nacido de Dios, vence al mundo. Y la victoria que triunfa sobre el mundo es nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Jesucristo vino por el agua y por la sangre; no solamente con el agua, sino con el agua y con la sangre. Y el Espíritu da testimonio porque el Espíritu es la verdad. Palabra de Dios.
ALELUIA Jn 20, 29
Aleluia. “Ahora crees, Tomás, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!”, dice el Señor. Aleluia.
EVANGELIO Jn 20, 19-31
Guía: Jesús se aparece a los discípulos y les confiere el Espíritu Santo y los envía a la misión salvadora. A Tomás, le reprocha su falta de fe.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Al atardecer del primer día de la semana, los discípulos se encontraban con las puertas cerradas por temor a los judíos. Entonces llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: “¡La paz esté con ustedes!”. Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor. Jesús les dijo de nuevo: “¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, Yo también los envío a ustedes”. Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: “Reciban el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan”. Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. Los otros discípulos le dijeron: “¡Hemos visto al Señor!”. Él les respondió: “Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré”. Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: “¡La paz esté con ustedes!”. Luego dijo a Tomás: “Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe”. Tomás respondió: “¡Señor mío y Dios mío!”. Jesús le dijo: “Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!”. Jesús realizó además muchos otros signos en presencia de sus discípulos, que no se encuentran relatados en este Libro. Éstos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y creyendo, tengan Vida en su Nombre. Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: Ponemos sobre el altar nuestra fidelidad cristiana como manifestación de entrega total a Cristo, con los dones del pan y del vino. Lo hacemos con alegría.
PREPARACIÓN A LA COMUNIÓN
Guía: La unión con Cristo en la eucaristía nos asegura el compromiso de una fe activa, llena de obras buenas.
DESPEDIDA
Guía: No somos sólo individuos, somos más bien miembros de la comunidad de Jesús. Cada uno en su propio ambiente, vayamos a testimoniar la alegría de la resurrección.