24º durante el año. Verde.
Gloria. Credo. Prefacio dominical durante el año.
La pregunta de Jesús
Después de la multiplicación de los panes, Jesús se encamina hacia Cesarea de Filipo con sus discípulos. El Maestro sabe que causa un gran impacto sobre la gente y que todos comentan su actividad. Durante el camino, pregunta a sus Apóstoles qué opinión tiene de él la gente.
Las respuestas son halagadoras: el profeta más grande de todos los tiempos, comparado con los grandes profetas del Antiguo Testamento. Pero esos comentarios no le interesan, Jesús quiere saber quién es él para los suyos.
Todos nosotros, o casi todos, somos cristianos debido a que nuestros padres nos han hecho bautizar, nos enseñaron a rezar, aprendimos el catecismo, hicimos nuestra primera comunión y la confirmación; algunos se casan por la Iglesia porqué es emocionante… Puede ser que, basados en la buena experiencia, quieren hacer ese mismo regalo a sus hijos. Se puede decir que tenemos la fe que nos enseñaron nuestros padres y abuelos, como parte de la cultura familiar.
Hoy Jesús también a nosotros nos hace la pregunta: ¿quién soy yo para ustedes?
Podemos quedarnos sin respuesta, ya que lo que hemos aprendido no nos sirve. El Señor nos está preguntando si somos capaces de dialogar con él. No le interesa escuchar la respuesta que aprendimos en el catecismo o de nuestros padres, sino la que nos brota del corazón porque lo conocimos a él. O nuestro silencio, porque todavía no lo conocemos.
Podemos imaginar que este es el sentimiento que invadió a Pedro cuando le brotó del corazón: “Tú eres el Cristo, el hijo de Dios”. Es lo que Jesús quiere escuchar de nosotros.
Las palabras de Pedro tienen un sentido claro: “Tú eres mi vida, la luz, la seguridad, el camino, la verdad, tú has cambiado mi vida, eres lo más grande y lo más importante que pasó por mi corazón”.
La fe nace del corazón de quien lo escucha con sinceridad.
“¿Y ustedes? Tú eres el Mesías” (Mc 8, 29).
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: Nuestra asamblea dominical es un lugar de conversión, un espacio de cambio, una oportunidad para dejarnos cuestionar por Jesús, quien nos dice: ¿quién soy yo para ustedes? Nos disponemos a escuchar su Palabra y alimentarnos de la eucaristía para poder dar nuestra respuesta.
1ª LECTURA Is 50, 5-9
Guía: Ante los insultos y acusaciones, el profeta Isaías apela a Dios como único defensor de su persona.
Lectura del libro de Isaías.
El Señor abrió mi oído y yo no me resistí ni me volví atrás. Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban y mis mejillas, a los que me arrancaban la barba; no retiré mi rostro cuando me ultrajaban y escupían. Pero el Señor viene en mi ayuda: por eso, no quedé confundido; por eso, endurecí mi rostro como el pedernal, y sé muy bien que no seré defraudado. Está cerca el que me hace justicia: ¿quién me va a procesar? ¡Comparezcamos todos juntos! ¿Quién será mi adversario en el juicio? ¡Que se acerque hasta mí! Sí, el Señor viene en mi ayuda: ¿quién me va a condenar? Palabra de Dios.
SALMO Sal 114, 1-6. 8-9
R. Caminaré en la presencia del Señor.
Amo al Señor, porque Él escucha el clamor de mi súplica, porque inclina su oído hacia mí, cuando yo lo invoco. R.
Los lazos de la muerte me envolvieron, me alcanzaron las redes del Abismo, caí en la angustia y la tristeza; entonces invoqué al Señor:«¡Por favor, sálvame la vida!» R.
El Señor es justo y bondadoso, nuestro Dios es compasivo; el Señor protege a los sencillos: yo estaba en la miseria y me salvó. R.
Él libró mi vida de la muerte, mis ojos de las lágrimas y mis pies de la caída. Yo caminaré en la presencia del Señor, en la tierra de los vivientes. R.
2ª LECTURA Sant 2, 14-18
Guía: La fe sin las obras es una fe muerta; y la fe del cristiano se manifiesta en obras concretas, especialmente a favor de los pobres y necesitados.
Lectura de la carta de Santiago.
¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Acaso esa fe puede salvarlo? ¿De qué sirve si uno de ustedes, al ver a un hermano o una hermana desnudos o sin el alimento necesario, les dice: «Vayan en paz, caliéntense y coman», y no les da lo que necesitan para su cuerpo? Lo mismo pasa con la fe: si no va acompañada de las obras, está completamente muerta. Sin embargo, alguien puede objetar: «Uno tiene la fe y otro, las obras». A este habría que responderle: «Muéstrame, si puedes, tu fe sin las obras. Yo, en cambio, por medio de las obras, te demostraré mi fe». Palabra de Dios.
ALELUIA Gál 6, 14
Aleluia. Yo solo me gloriaré en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí, como yo lo estoy para el mundo. Aleluia.
EVANGELIO Mc 8, 27-35
Guía: Jesús plantea a sus discípulos la pregunta: ¿Quién es para ellos?, aprovechando de indicarles las exigencias que implica ser su discípulo.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús salió con sus discípulos hacia los poblados de Cesarea de Filipo, y en el camino les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy Yo?» Ellos le respondieron: «Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas». «Y ustedes, ¿quién dicen que soy Yo?» Pedro respondió: «Tú eres el Mesías». Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran nada acerca de Él. Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días; y les hablaba de esto con toda claridad. Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo. Pero Jesús, dándose vuelta y mirando a sus discípulos, lo reprendió, diciendo: «¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres». Entonces Jesús, llamando a la multitud, junto con sus discípulos, les dijo: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará». Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: Los dones del pan y del vino que ofrecemos al Señor sirvan para tener la fuerza de reconocer la fe en Jesús y la salvación traída para todos. Esta es una gracia de Dios y también nuestra respuesta.
PREPARACIÓN A LA COMUNIÓN
Guía: En un mundo donde explotan los instintos (¡a veces los más bajos!) pedimos que Jesús recibido en el pan eucarístico sea la fuerza que mueva toda nuestra vida.
DESPEDIDA
Guía: Cristo estuvo presente en esta celebración dominical, dándose a conocer por su Palabra y procurándonos su alimento eucarístico. Vayamos a anunciar que, gracias a él, hemos pasado también de la muerte a la vida.