20º durante el año. Verde
Gloria. Credo. Prefacio dominical durante el año. Semana 4ª del Salterio.
Vine a traer fuego y divisiones
Con imágenes muy explícitas, el Señor pide a los suyos que se definan por él o en contra. No acepta entre los suyos personas de medias tintas.
Muchas veces la vida nos obliga a decidir: si estudiamos una carrera, renuncio a otras, si me enamoro de una persona, excluyo a las otras, si quiero ser honesto, no puedo mentir ni ser parte de la corrupción. Una vez que optamos, se abre un camino que nos lleva a la vida o a la destrucción.
La primera imagen es el fuego que él vino a traer a la tierra: significa luz, calor, transformación, purificación, pasión… En el hogar es fraternidad, aceptación alegre del otro y presencia querida… En las iglesias indica la presencia eucarística del Señor; en Pascua el cirio nos recuerda que está resucitado y vive entre nosotros. En el bautismo nos entregan un cirio encendido, símbolo de nuestra fe en él, que no debemos permitir que se apague a lo largo de la vida.
El Señor era un fuego que no dejaba a nadie indiferente. Sus enemigos hicieron todo lo posible para apagarlo hasta eliminarlo…
Otra imagen es el bautismo que quería recibir, pero que lo llenaba de angustia. Ya había sido bautizado en el Jordán, por lo tanto, sus discípulos entendían que hablaba de una prueba frente a sus enemigos y adversarios, y que esta vez iría hasta el final. Como el soldado que no sabe quién es hasta que no pasa su bautismo de fuego; el piloto hasta su primer vuelo solitario. Jesús vino con una misión del Padre y quiere cumplirla, recibir el bautismo de la tarea encomendada.
Con estas imágenes Jesús indica que con él no caminan indiferentes, indecisos, especuladores, personas tibias.
Hoy saliste de tu casa para participar de esta eucaristía. El Señor quiere que vuelvas más apasionado por él y los tuyos, y le hagas un lugar en tu corazón y en tu hogar, aunque eso te cueste y mucho.
“Yo he venido a traer fuego sobre la tierra” (Lc 12, 49).
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: Una vez más, nos reunimos para compartir la Palabra y la Eucaristía, como comunidad. En este domingo 20 durante el año, el Señor espera que salgamos de nuestras indefiniciones y nos desafía a precisar si realmente estamos con él o en su contra.
1ª LECTURA Jer 38, 3-6. 8-10
Guía: Por sus palabras que incomodan, Jeremías es perseguido, quedando al borde de la muerte… Toda persona de Dios es incomprendida, por muchos.
Lectura del libro de Jeremías.
El profeta Jeremías decía al pueblo: «Así habla el Señor: “Esta ciudad será entregada al ejército del rey de Babilonia, y éste la tomará”». Los jefes dijeron al rey: «Que este hombre sea condenado a muerte, porque con semejantes discursos desmoraliza a los hombres de guerra que aún quedan en esta ciudad, y a todo el pueblo. No, este hombre no busca el bien del pueblo, sino su desgracia». El rey Sedecías respondió: «Ahí lo tienen en sus manos, porque el rey ya no puede nada contra ustedes». Entonces ellos tomaron a Jeremías y lo arrojaron al aljibe de Malquías, hijo del rey, que estaba en el patio de la guardia, descolgándolo con cuerdas. En el aljibe no había agua sino sólo barro, y Jeremías se hundió en el barro. Ebed Mélec salió de la casa del rey y le dijo: «Rey, mi señor, esos hombres han obrado mal tratando así a Jeremías; lo han arrojado al aljibe, y allí abajo morirá de hambre, porque ya no hay pan en la ciudad». El rey dio esta orden a Ebed Mélec, el hombre de Cusa: «Toma de aquí a tres hombres contigo, y saca del aljibe a Jeremías, el profeta, antes de que muera». Palabra de Dios.
SALMO Sal 39, 24.18
R. ¡Señor, ven pronto a socorrerme!
Esperé confiadamente en el Señor: Él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor. R.
Me sacó de la fosa infernal, del barro cenagoso; afianzó mis pies sobre la roca y afirmó mis pasos. R.
Puso en mi boca un canto nuevo, un himno a nuestro Dios. Muchos, al ver esto, temerán y confiarán en el Señor. R.
Yo soy pobre y miserable, pero el Señor piensa en mí; Tú eres mi ayuda y mi libertador, ¡no tardes, Dios mío! R.
2ª LECTURA Heb 12, 1-4
Guía: En las fatigas, luchas y sufrimientos, el cristiano apuntala su mirada en Cristo paciente, tomando de él ánimo para no desfallecer.
Lectura de la carta a los Hebreos.
Hermanos: Ya que estamos rodeados de una verdadera nube de testigos, despojémonos de todo lo que nos estorba, en especial del pecado, que siempre nos asedia, y corramos resueltamente al combate que se nos presenta. Fijemos la mirada en el iniciador y consumador de nuestra fe, en Jesús, el cual, en lugar del gozo que se le ofrecía, soportó la cruz sin tener en cuenta la infamia, y ahora «está sentado a la derecha» del trono de Dios. Piensen en Aquél que sufrió semejante hostilidad por parte de los pecadores, y así no se dejarán abatir por el desaliento. Después de todo, en la lucha contra el pecado, ustedes no han resistido todavía hasta derramar su sangre. Palabra de Dios.
ALELUIA Jn 10, 27
Aleluia. «Mis ovejas escuchan mi voz, Yo las conozco y ellas me siguen», dice el Señor. Aleluia.
EVANGELIO Lc 12, 49-53
Guía: Con explícitas imágenes, el Señor pide a los suyos que se definan si están con él o en su contra. No acepta las medias tintas.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús dijo a sus discípulos: Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo, ¡y qué angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente! ¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra? No, les digo que he venido a traer la división. De ahora en adelante, cinco miembros de una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra. Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: Con el pan y el vino que llevamos al altar le devolvemos al Señor sus dones y le pedimos que se nos dé él mismo como sostén de nuestra vida.
PREPARACIÓN A LA COMUNIÓN
Guía: Nos acercamos a comulgar para unirnos al amor de Cristo, mientras podemos expresar interiormente: “Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa” (Sal 129, 7).
DESPEDIDA
Guía: Hemos participado en la fiesta semanal donde, una vez más, hemos decidido seguir a Jesús hasta la muerte. En consecuencia, nos empeñaremos durante esta semana a contagiar a otros a decidirse por el camino de su discipulado.