20º durante el año. Verde.
Gloria. Credo. Prefacio dominical durante el año.
La semilla de la Vida eterna
En el largo discurso sobre el pan de vida, Jesús aclara que ese pan es su carne inmolada en la cruz por todo el mundo. El pan que desciende del cielo es la carne de Jesús, o sea, su persona sacrificada por la salvación de toda la Humanidad con la pasión y la muerte. Aquí el amor de Dios por los hombres alcanza su máxima expresión, allí, él se dona a todos los hombres de todos los tiempos.
Jesús retoma el tema de comer su carne para desarrollarlo y asociarlo al tema de beber su sangre. Comer su carne y beber su sangre tienen como efecto la salvación eterna y estar siempre en íntima comunión con su divina persona.
Después de escuchar las murmuraciones de los judíos, Jesús no amortigua su lenguaje, es más, lo hace todavía más claro, diciendo que comer es masticar, ya que la palabra griega utilizada significa “triturar con los dientes”.
Las palabras de Jesús son de un realismo tan acentuado que no pueden interpretarse como un proceso de interiorización de su discurso. Este lenguaje se aplica directamente a la eucaristía. Es evidente que la cena eucarística no prescinde de la fe; el comer la carne del Señor y beber su sangre demuestran la fe de los cristianos.
Las palabras de Jesús sobre la condición para poseer la Vida eterna son explícitas: necesariamente hay que comer su carne y beber su sangre. La fe en Jesús se hace concreta y se manifiesta comiendo su carne y bebiendo su sangre.
Con la comunión se siembra en nosotros la semilla de la resurrección que dará el fruto maduro en el último día. El alimento de la carne y la sangre de Cristo nutren verdaderamente de modo perfecto y definitivo, porque son fuente de resurrección y de Vida eterna.
El pan que hoy siembra en nosotros la resurrección está en nuestro altar. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna (Jn 6, 54).
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: Nuevamente nos reunimos para compartir la Palabra y la eucaristía, dos modos esenciales para encontrarnos con Dios. Hoy Jesús nos lo recordará: “Yo soy el pan vivo bajado del cielo… el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo”.
1ª LECTURA Prov 9, 1-6
Guía: El libro de los Proverbios nos invita al banquete de la vida, un anticipo de la eucaristía.
Lectura del libro de los Proverbios.
La Sabiduría edificó su casa, talló sus siete columnas, inmoló sus víctimas, mezcló su vino, y también preparó su mesa. Ella envió a sus servidoras a proclamar sobre los sitios más altos de la ciudad: «El que sea incauto, que venga aquí». Y al falto de entendimiento, le dice: «Vengan, coman de mi pan, y beban del vino que yo mezclé. Abandonen la ingenuidad, y vivirán, y sigan derecho por el camino de la inteligencia». Palabra de Dios.
SALMO Sal 33, 2-3. 10-15
R. ¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!
Bendeciré al Señor en todo tiempo, su alabanza estará siempre en mis labios. Mi alma se gloría en el Señor; que lo oigan los humildes y se alegren. R.
Teman al Señor, todos sus santos, porque nada faltará a los que lo temen. Los ricos se empobrecen y sufren hambre, pero los que buscan al Señor no carecen de nada. R.
Vengan, hijos, escuchen: voy a enseñarles el temor del Señor. ¿Quién es el hombre que ama la vida y desea gozar de días felices? R.
Guarda tu lengua del mal, y tus labios de palabras mentirosas. Apártate del mal y practica el bien, busca la paz y sigue tras ella. R.
2ª LECTURA Éf 5, 15-20
Guía: Pablo nos exhorta a vivir conforme al Espíritu de Dios, procurando saber distinguir su Voluntad de los comportamientos puramente humanos.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso.
Hermanos: Cuiden mucho su conducta y no procedan como necios, sino como personas sensatas que saben aprovechar bien el momento presente, porque estos tiempos son malos. No sean irresponsables, sino traten de saber cuál es la voluntad del Señor. No abusen del vino que lleva al libertinaje; más bien, llénense del Espíritu Santo. Cuando se reúnan, reciten salmos, himnos y cantos espirituales, cantando y celebrando al Señor de todo corazón. Siempre y por cualquier motivo, den gracias a Dios, nuestro Padre, en nombre de nuestro Señor Jesucristo. Palabra de Dios.
ALELUIA Jn 6, 5-6
Aleluia. «El que come mi Carne y bebe mi Sangre permanece en mí y Yo en él», dice el Señor. Aleluia.
EVANGELIO Jn 6, 51-59
Guía: El evangelio de san Juan nos recuerda que quien come y bebe del Cuerpo y de la Sangre de Cristo se une profundamente a él, puede llegar a amar como él, y entrar en la Vida eterna.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús dijo a los judíos: «Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que Yo daré es mi carne para la Vida del mundo». Los judíos discutían entre sí, diciendo: «¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?» Jesús les respondió: «Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y Yo lo resucitaré en el último día. Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y Yo en él. Así como Yo, que he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres y murieron. El que coma de este pan vivirá eternamente». Jesús enseñaba todo esto en la sinagoga de Cafarnaúm. Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: Con el pan y el vino, llevados al altar para ser consagrados, devolvemos al Señor sus dones y le pedimos que nos los devuelva como alimento.
PREPARACIÓN A LA COMUNIÓN
Guía: Unidos a Cristo, en la intimidad de su amor, nos acercamos a recibir su Cuerpo y su Sangre que son alimento para cumplir nuestra misión en el mundo.
DESPEDIDA
Guía: Hemos participado en la fiesta dominical, que sea nuestro empeño continuar la Eucaristía en nuestra vida y contagiar a otros para que se alimenten de Jesús.