2° de Adviento. Morado.
No se dice Gloria. Credo. Prefacio de Adviento.
Hay buenas noticias
A lo largo de este nuevo año litúrgico, los cristianos leeremos los domingos el evangelio de Marcos, que arranca con este título: “Comienza la Buena Noticia de Jesucristo, Hijo de Dios”. Esta es la síntesis de su relato.
Lo primero que Marcos deja en claro es que con Jesús todo se renueva, y todo lo anterior pertenece al pasado. En el relato, Jesús dirá que el tiempo se ha cumplido, y llega la Buena Noticia de Dios. Es lo que siente quien se encuentra personalmente con él y entra en su misterio, empieza una nueva vida, algo que antes nunca había experimentado.
Cuando se descubre en el Señor resucitado al Dios amigo, al Padre de todos, al defensor de los últimos y la esperanza de los pecadores, estamos seguros de que no existe una noticia mejor. La Buena Noticia no es algo que sucedió o sucederá, sino Jesús mismo. Lo importante no es su doctrina ni su biografía, sino su persona.
En Adviento tenemos que estar alertas porque hay una sobreoferta de falsas felicidades y salvación. Las posibilidades de placeres sensibles y poder son mayores que nunca, una amplia gama de productos en el mercado, desde drogas hasta gurús. Por eso, necesitamos más que nunca profetas cercanos, personas que por su espiritualidad y su experiencia iluminen nuestras vidas y nos indiquen el buen camino.
El profeta Juan Bautista iluminó su tiempo, desde su vivencia espiritual y su consagración a Dios. A partir de su experiencia convocaba a un cambio radical de vida y a preparar la venida del Mesías, porque esa era la Buena Noticia. Hoy el Señor resucitado nos convoca a ser profetas en nuestro tiempo.
“Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos” (Mc 1, 3).
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: La liturgia de hoy nos llama a producir frutos dignos de penitencia y conversión. La eucaristía, que nos preparamos a celebrar, es el lugar de la espera y de la presencia del Señor.
1ª LECTURA Is 40, 1-5. 9-11
Guía: El profeta anuncia con alegría la vuelta de los desterrados. Dios restablece la amistad con su Pueblo. Es una invitación a corresponder a ese reencuentro.
Lectura del libro de Isaías.
¡Consuelen, consuelen a mi Pueblo, dice su Dios! Hablen al corazón de Jerusalén y anúncienle que su tiempo de servicio se ha cumplido, que su culpa está pagada, que ha recibido de la mano del Señor doble castigo por todos sus pecados. Una voz proclama: ¡Preparen en el desierto el camino del Señor, tracen en la estepa un sendero para nuestro Dios! ¡Que se rellenen todos los valles y se aplanen todas las montañas y colinas; que las quebradas se conviertan en llanuras los terrenos escarpados, en planicies! Entonces se revelará la gloria del Señor y todos los hombres la verán juntamente, porque ha hablado la boca del Señor. Súbete a una montaña elevada, tú que llevas la buena noticia a Sión; levanta con fuerza tu voz, tú que llevas la buena noticia a Jerusalén. Levántala sin temor, di a las ciudades de Judá: «¡Aquí está tu Dios!». Ya llega el Señor con poder y su brazo le asegura el dominio: el premio de su victoria lo acompaña y su recompensa lo precede. Como un pastor, él apacienta su rebaño, lo reúne con su brazo; lleva sobre su pecho a los corderos y guía con cuidado a las que han dado a luz. Palabra de Dios.
SALMO Sal 84, 9-14
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
Voy a proclamar lo que dice el Señor. el Señor promete la paz, la paz para su pueblo y sus amigos. Su salvación está muy cerca de sus fieles, y la Gloria habitará en nuestra tierra. R.
El Amor y la Verdad se encontrarán, la Justicia y la Paz se abrazarán; la Verdad brotará de la tierra y la Justicia mirará desde el cielo. R.
El mismo Señor nos dará sus bienes y nuestra tierra producirá sus frutos. La Justicia irá delante de Él, y la Paz, sobre la huella de sus pasos. R.
2ª LECTURA 2Ped 3, 8-14
Guía: El cristiano está llamado a construir con una vida santa, los cielos nuevos y la tierra nueva donde reinará la justicia.
Lectura de la segunda carta del Apóstol san Pedro.
Queridos hermanos, no deben ignorar que, delante del Señor, un día es como mil años y mil años como un día. El Señor no tarda en cumplir lo que ha prometido, como algunos se imaginan, sino que tiene paciencia con ustedes porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se conviertan. Sin embargo, el Día del Señor llegará como un ladrón, y ese día, los cielos desaparecerán estrepitosamente; los elementos serán desintegrados por el fuego, y la tierra, con todo lo que hay en ella, será consumida. Ya que todas las cosas se desintegrarán de esa manera, ¡qué santa y piadosa debe ser la conducta de ustedes, esperando y acelerando la venida del Día del Señor! Entonces se consumirán los cielos y los elementos quedarán fundidos por el fuego. Pero nosotros, de acuerdo con la promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva donde habitará la justicia. Por eso, queridos hermanos, mientras esperan esto, procuren vivir de tal manera que Él los encuentre en paz, sin mancha ni reproche. Palabra de Dios.
ALELUIA Lc 3, 4. 6
Aleluia. Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos. Todos los hombres verán la Salvación de Dios. Aleluia.
EVANGELIO Mc 1, 1-8
Guía: Como san Juan el Bautista, el cristiano está llamado a abrir el camino a Cristo, con su palabra y su testimonio de vida.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Comienzo de la Buena Noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios. Como está escrito en el libro del profeta Isaías: «Mira, Yo envío a mi mensajero delante de ti para prepararte el camino. Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos» así se presentó Juan el Bautista en el desierto, proclamando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. Toda la gente de Judea y todos los habitantes de Jerusalén acudían a él, y se hacían bautizar en las aguas del Jordán, confesando sus pecados. Juan estaba vestido con una piel de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo: «Detrás de mí vendrá el que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de ponerme a sus pies para desa- tar la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero Él los bautizará con el Espíritu Santo». Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFENDAS
Guía: A la espera del Señor que viene, le presentamos el don de nuestras vidas: éxitos y fracasos, penas y alegrías. Lo hacemos cantando.
PREPARACIÓN A LA COMUNIÓN
Guía: Cristo viene a nosotros y se nos da a modo de comida. Vayamos alegres a su encuentro, a la espera de su venida definitiva.
DESPEDIDA
Guía: El cristiano es el hombre de la espera y de la esperanza. Hoy nos preguntamos, con el Santo Alberto Hurtado: ¿“Qué haría Cristo en mi lugar”? ¿Qué puedo y debo hacer a la espera de su venida?