1º de Adviento. Morado.
Credo. Prefacio de Adviento.
Se inicia un nuevo año litúrgico. Ciclo dominical A. No se dice Gloria.
Preparar la venida del Señor
El verbo “venir” domina el evangelio de hoy. Viene el Hijo del Hombre, vino el diluvio y también un ladrón. Estas dos venidas: la del diluvio y la del ladrón, sirven para aclarar la tercera, la del Hijo del Hombre, expresión que se remonta al libro de Daniel. Las tres venidas tienen un dato en común: la imprevisibilidad, nadie sabe cuándo. Jesús no lo dice porque quiere que estemos alertas.
El futuro del hombre y del mundo no está escrito ni programado. Dios no se somete a los conjuros de magos ni a visiones apocalípticas. El Espíritu sopla donde y cuando quiere. El Hijo del Hombre es imprevisible, aunque siempre debe ser lo más querido y esperado. Viene como el ladrón, pero no para robar, sino para regalar. Dios nunca entra con violencia en el corazón del hombre. Hay que vigilar, no para defenderse, sino para quitar defensas; no para escondernos, sino para preparar los caminos y salir al encuentro. La venida del Hijo del Hombre no será un diluvio devastador, sino una lluvia milagrosa.
Jesús no avisa. Si no estamos preparados, ni nos daremos cuenta. Los grandes acontecimientos no suelen anunciarse con trompetas. El ladrón tampoco avisa, ni la muerte, ni los cambios culturales, ni las reformas religiosas. Cuando nos damos cuenta, estamos adentro.
Adviento es eso: vigilar para esperar al Señor, pero no para vivir con miedo, como si en cualquier momento nos alcanzara la destrucción. Temerosos no, porque es falta de fe; pero tampoco inconscientes o dormidos. Tenemos que estar despiertos porque Jesús viene en cada momento; cuando la verdad y la justicia necesitan ser defendidas en cada instante; cuando la solidaridad, como el amor, no descansa; cuando a la libertad hay que ejercitarla en cada hora. Estar despiertos para no perdernos la gracia del encuentro.
La gente, como en tiempos de Noé, come, bebe, se casa, trabaja, se divierte, pero está insatisfecha y vacía, y no se da cuenta de nada… ¿Pasará el señor en esta Navidad y no nos daremos cuenta…?
“Estén preparados porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada” (Mt 24, 44).
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: La celebración de la eucaristía hoy nos prepara a la última venida del Señor. Participemos activamente en ella que es la manifestación privilegiada de su presencia entre nosotros.
Guía: El profeta mirando al futuro anuncia la paz que Dios reserva a todos los pueblos.
Lectura del libro de Isaías.
Palabra que Isaías, hijo de Amós, recibió en una visión, acerca de Judá y de Jerusalén: Sucederá al fin de los tiempos, que la montaña de la Casa del Señor. será afianzada sobre la cumbre de las montañas y se elevará por encima de las colinas. Todas las naciones afluirán hacia ella y acudirán pueblos numerosos, que dirán: «¡Vengan, subamos a la montaña del Señor, a la Casa del Dios de Jacob! Él nos instruirá en sus caminos y caminaremos por sus sendas». Porque de Sión saldrá la Ley, y de Jerusalén, la palabra del Señor. Él será juez entre las naciones y árbitro de pueblos numerosos. Con sus espadas forjarán arados y podaderas con sus lanzas. No levantará la espada una nación contra otra ni se adiestrarán más para la guerra. ¡Ven, casa de Jacob, y caminemos a la luz del Señor!
Palabra de Dios.
SALMO Sal 121, 1-2. 4-9
R. Vamos con alegría a la Casa del Señor.
¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la Casa del Señor»! Nuestros pies ya están pisando tus umbrales, Jerusalén. R.
Allí suben las tribus, las tribus del Señor para celebrar el nombre del Señor. Porque allí está el trono de la justicia, el trono de la casa de David. R.
Auguren la paz a Jerusalén: «¡Vivan seguros los que te aman! ¡Haya paz en tus muros y seguridad en tus palacios!» R.
Por amor a mis hermanos y amigos, diré: «La paz esté contigo». Por amor a la Casa del Señor, nuestro Dios, buscaré tu felicidad. R.
2ª LECTURA Rom 13, 11-14
Guía: Pablo amonesta a los cristianos a dejar la vida disoluta, pues la salvación está cerca.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma.
Hermanos: Ustedes saben en qué tiempo vivimos y que ya es hora de que se despierten, porque la salvación está ahora más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe. La noche está muy avanzada y se acerca el día. Abandonemos las obras propias de la noche y vistámonos con la armadura de la luz. Como en pleno día, procedamos dignamente: basta de excesos en la comida y en la bebida, basta de lujuria y libertinaje, no más peleas ni envidias. Por el contrario, revístanse del Señor Jesucristo.
Palabra de Dios.
Aleluia. ¡Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación! Aleluia.
Guía: El evangelista exhorta a que estemos despiertos: el Señor puede llegar en cualquier momento.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: «Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé. En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca; y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. De dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado. De dos mujeres que estén moliendo, una será llevada y la otra dejada. Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor. Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada».
Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: Con los dones del pan y del vino ofrecemos nuestras vidas, trabajos y alegrías.
PREPARACIÓN A LA COMUNIÓN
Guía: Pedimos al Señor nos ayude a desear ardientemente desde ahora los bienes definitivos y poner en ellos nuestros corazones, a la espera de su venida.
DESPEDIDA
Guía: El Tiempo de Adviento es tiempo de esperanza. Testimoniemos con la vida la presencia del Señor que ha venido y viene constantemente a salvar a los hombres.