18º durante el año. Verde
Gloria. Credo. Prefacio dominical durante el año.?Día del párroco.
Uno de la multitud le pidió ayuda al Señor para que su hermano compartiera con él la herencia… Se sentía injustamente desposeído… Así nacen muchas peleas familiares que terminan dando trabajo a los contadores y ganancias a los abogados.
Cuando un padre o una madre reparten una torta entre los hijos, y alguno juzga que recibió una porción más chica, protesta inmediatamente y nace una pelea entre hermanos… No es por los gramos de torta, pero una porción más pequeña es juzgada como índice de menos amor… Me quieren menos… Como si el amor se pudiera pesar o medir… Una madre quiere a todos sus hijos, pero a cada uno de modo diferente.
Queremos tener más para mostrar que somos más queridos por Dios, por los padres o por la suerte, y para demostrar la capacidad que tenemos de aumentar nuestra riqueza para estar seguros de poder hacer lo que queremos… Mucho más que nuestros hermanos.
Con la parábola del rico que quería tener más y más… para estar seguro y gozar… Jesús muestra que en realidad vivió sufriendo por tener más… y se fue a la muerte sin vivir, sin felicidad y con dolor…
La tradición de la sabiduría de los salmos, entonces más popular que hoy, seguramente resonaba en las conciencias de los oyentes de Jesús: “No te preocupes cuando un hombre se enriquece o aumenta el esplendor de su casa:… El hombre rico no reflexiona, y muere lo mismo que los animales” (Salmo 48).
A los dos hermanos y al rico no les faltaba lo necesario para vivir y bien. Eso nos dice que el problema no está en las riquezas y bienes de esta Tierra, sino en la codicia y el desamor por los demás. Las riquezas pueden impulsarnos a ser egoístas y a amar menos al prójimo y ser menos sensibles…
La sabiduría del evangelio es no querer tener hasta que nos duele… sino de estar preparados para dar y amar hasta perder la propia vida…
“¿Para quién será lo que has amontonado?” (Lc 12, 20).
P. Aderico Dolzani, ssp.
Guía: Nada mejor para prepararnos a la eucaristía de hoy que el Salmo 69: “Oh Dios, ven a salvarnos, Señor, date prisa en socorrernos; tú eres nuestro auxilio, no tardes”.
Guía: El libro del Eclesiastés o Qohélet trans-mite un mensaje de desapego frente a las cosas terrenales, declarando con extrema claridad que todo sobre la Tierra es vanidad y sufrimiento. En tiempos de generalizado consumismo, es un llamado y un cuestionamiento.
Lectura del libro del Eclesiastés.
¡Vanidad, pura vanidad!, dice el sabio Cohélet. ¡Vanidad, pura vanidad! ¡Nada más que vanidad! Porque un hombre que ha trabajado con sabiduría, con ciencia y eficacia, tiene que dejar su parte a otro que no hizo ningún esfuerzo. También esto es vanidad y una grave desgracia. ¿Qué le reporta al hombre todo su esfuerzo y todo lo que busca afanosamente bajo el sol? Porque todos sus días son penosos, y su ocupación, un sufrimiento; ni siquiera de noche descansa su corazón. También esto es vanidad.
Palabra de Dios.
R. Señor, Tú has sido nuestro refugio.
Tú haces que los hombres vuelvan al polvo, con sólo decirles: «Vuelvan, seres humanos». Porque mil años son ante tus ojos como el día de ayer, que ya pasó, como una vigilia de la noche. R.
Tú los arrebatas, y son como un sueño, como la hierba que brota de mañana: por la mañana brota y florece, y por la tarde se seca y se marchita. R.
Enséñanos a calcular nuestros años, para que nuestro corazón alcance la sabiduría. ¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta cuándo…? Ten compasión de tus servidores. R.
Sácianos en seguida con tu amor, y cantaremos felices toda nuestra vida. Que descienda hasta nosotros la bondad del Señor; que el Señor, nuestro Dios, haga prosperar la obra de nuestras manos. R.
Guía: Con el bautismo, el cristiano ha dejado atrás el pecado y ha resucitado con Cristo: si es coherente debe buscar las cosas de Dios, no las de la Tierra.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas.
Hermanos: Ya que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes del cielo donde Cristo está sentado a la derecha de Dios. Tengan el pensamiento puesto en las cosas celestiales y no en las de la tierra. Porque ustedes están muertos, y su vida está desde ahora oculta con Cristo en Dios. Cuando se manifieste Cristo, que es la esperanza de ustedes, entonces también aparecerán ustedes con Él, llenos de gloria. Por lo tanto, hagan morir en sus miembros todo lo que es terrenal: la lujuria, la impureza, la pasión desordenada, los malos deseos y también la avaricia, que es una forma de idolatría. Tampoco se engañen los unos a los otros. Porque ustedes se despojaron del hombre viejo y de sus obras y se revistieron del hombre nuevo, aquél que avanza hacia el conocimiento perfecto, renovándose constantemente según la imagen de su Creador. Por eso, ya no hay pagano ni judío, circunciso ni incircunciso, bárbaro ni extranjero, esclavo ni hombre libre, sino sólo Cristo, que es todo y está en todos.
Palabra de Dios.
ALELUYA Mt 5, 3
Aleluya. Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Aleluya.
Guía: La parábola del rico “necio” es siempre actual, pues corremos el riesgo de pensar en acumular las riquezas que se terminan y descuidar las que perduran para la Vida eterna.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Uno de la multitud dijo al Señor: «Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia». Jesús le respondió: «Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?» Después les dijo: «Cuídense de toda avaricia, porque aun en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas». Les dijo entonces una parábola: «Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho, y se preguntaba a sí mismo: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha”. Después pensó: “Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida”. Pero Dios le dijo: “Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?” Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios».
Palabra del Señor.
Guía: El pan y el vino que presentamos al altar sean símbolos de nuestra hambre y sed de Dios.
Guía: Reflexionemos con la palabra de Dios: Nos diste, Señor, un pan del cielo, un pan que contiene todo deleite y satisface todo deseo.
Guía: El Señor nos ha hablado y nos ha alimentado con su eucaristía; así fortalecidos, anunciemos a todos el amor salvador de Cristo.