17º durante el año. Verde.
Gloria. Credo. Prefacio dominical durante el año.
Señor, enséñanos a rezar
Los discípulos veían que el Señor rezaba antes de hacer un milagro, antes de comenzar una nueva etapa. Sabían que pasaba noches en oración y por eso se alejaba del grupo. Notaban cómo, en esos momentos, Jesús se transformaba. Ellos tambien querían vivir lo mismo porque imaginaban esos momentos como muy especiales. Entonces le pidieron que les enseñara…
Todas las oraciones de Jesús en los evangelios comienzan de la misma manera: “Abbá”, “Padre”. Pero, para entender mejor, debemos traducir esta palabra por “Papá”, “Papito”. Es el modo de dirigirse a Dios. Es una palabra que tiene sabor de casa, de hogar, de familia, de cariño filial y no de templo o sinagoga, de religión, de ritos.
Es la manera en que el niño habla con su papá y no el modo en que un sacerdote se dirige a Dios.
Esta forma de orar escandalizó a sus paisanos… Una de las acusaciones que lo llevaron a la condena fue hacerse pasar por Hijo de Dios…
Para nosotros rezar es sinónimo de pedir, insistir, obtener algo gratuitamente o a cambio de algún sacrificio. Queremos reforzar la oración con alguna promesa como para ablandar a Dios…
En el “Papá nuestro” que nos enseñó Jesús, el cariño está por encima de las peticiones… El hijo se interesa por las causas de su Papá Dios: su nombre, su reino, su voluntad. Papá Dios se interesa por las causas de los hijos: el pan, el perdón, los males que nos afligen, las tentaciones que nos atormentan.
No reza cada uno por sí mismo. Nunca decimos “mío”, sino “nuestro”. Cuando pido el pan para mí, es un pedido material. Cuando lo pido para todos los necesitados, presento una necesidad espiritual, porque es el espíritu el que desata en mí esa oración.
“Papá nuestro”: si rezando no obtengo lo que pido, nunca podré asegurar que no soñé su rostro ni su abrazo paterno.
“Señor, enséñanos a orar”, (Lc 11, 1).
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: Los discípulos pedirán a Jesús que les enseñe a rezar. Y lo hicieron, porque veían que pasaba incluso noches enteras en oración. Como respuesta, les enseña lo que hoy llamamos el “Padre nuestro”. Esperamos que al salir de esta celebración hayamos aprendido a rezar, como los discípulos de Jesús, el Maestro de oración.
1ª LECTURA Gn 18, 20-21. 23-32
Guía: Ante el Señor, Abraham pone de manifiesto su humildad y la gran confianza que animaba su oración.
Lectura del libro del Génesis.
El Señor dijo: “El clamor contra Sodoma y Gomorra es tan grande, y su pecado tan grave, que debo bajar a ver si sus acciones son realmente como el clamor que ha llegado hasta mí. Si no es así, lo sabré”. Entonces Abraham se le acercó y le dijo: “¿Así que vas a exterminar al justo junto con el culpable? Tal vez haya en la ciudad cincuenta justos. ¿Y tú vas a arrasar ese lugar, en vez de perdonarlo por amor a los cincuenta justos que hay en él? ¡Lejos de ti hacer semejante cosa! ¡Matar al justo juntamente con el culpable, haciendo que los dos corran la misma suerte! ¡Lejos de ti! ¿Acaso el Juez de toda la tierra no va a hacer justicia?”. El Señor respondió: “Si encuentro cincuenta justos en la ciudad de Sodoma, perdonaré a todo ese lugar en atención a ellos”. Entonces Abraham dijo: “Yo, que no soy más que polvo y ceniza, tengo el atrevimiento de dirigirme a mi Señor. Quizá falten cinco para que los justos lleguen a cincuenta. Por esos cinco ¿vas a destruir toda la ciudad?”. “No la destruiré si encuentro allí cuarenta y cinco”, respondió el Señor. Pero Abraham volvió a insistir: “Quizá no sean más de cuarenta”. Y el Señor respondió: “No lo haré por amor a esos cuarenta”. “Por favor, dijo entonces Abraham, que mi Señor no lo tome a mal si continúo insistiendo. Quizá sean solamente treinta”. Y el Señor respondió: “No lo haré si encuentro allí a esos treinta”. Abraham insistió: “Una vez más, me tomo el atrevimiento de dirigirme a mi Señor. Tal vez no sean más que veinte”. “No la destruiré en atención a esos veinte”, declaró el Señor. “Por favor, dijo entonces Abraham, que mi Señor no se enoje si hablo por última vez. Quizá sean solamente diez”. “En atención a esos diez, respondió, no la destruiré”. Palabra de Dios.
SALMO Sal 137, 1-3. 6-7. 7-8
R. ¡Me escuchaste, Señor, cuando te invoqué!
Te doy gracias, Señor, de todo corazón, porque has oído las palabras de mi boca, te cantaré en presencia de los ángeles. Me postraré ante tu santo Templo. R.
Daré gracias a tu Nombre por tu amor y tu fidelidad, porque tu promesa ha superado tu renombre. Me respondiste cada vez que te invoqué y aumentaste la fuerza de mi alma. R.
El Señor está en las alturas, pero se fija en el humilde y reconoce al orgulloso desde lejos. Si camino entre peligros, me conservas la vida. R.
Tu derecha me salva. El Señor lo hará todo por mí. Tu amor es eterno, Señor, ¡no abandones la obra de tus manos! R.
2ª LECTURA Col 2, 12-14
Guía: En el bautismo hemos muerto al pecado y, a la vez, resucitados a la vida nueva que nos trajo Jesús, por su muerte y resurrección.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas.
Hermanos: En el bautismo, ustedes fueron sepultados con Cristo, y con Él resucitaron, por la fe en el poder de Dios que lo resucitó de entre los muertos. Ustedes estaban muertos a causa de sus pecados y de la incircuncisión de su carne, pero Cristo los hizo revivir con Él, perdonando todas nuestras faltas. Él canceló el acta de condenación que nos era contraria, con todas sus cláusulas, y la hizo desaparecer clavándola en la cruz. Palabra de Dios.
ALELUIA Rom 8, 15
Aleluia. Han recibido el espíritu de hijos adoptivos, que nos hace llamar a Dios “¡Abbá!”, es decir, Padre. Aleluia.
EVANGELIO Lc 11, 1-13
Guía: Jesús enseña a los discípulos, en la oración, a llamar a Dios: “Padre nuestro”. De este modo nos enseña a no tomarnos a Dios en exclusividad y a dirigirnos a él con la confianza de un “hijo” que tiene hermanos.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: “Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos”. Él les dijo entonces: “Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros pecados, porque tambien nosotros perdonamos a aquéllos que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación”. Jesús agregó: “Supongamos que alguno de ustedes tiene un amigo y recurre a él a medianoche, para decirle: “Amigo, préstame tres panes, porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle”, y desde adentro él le responde: “No me fastidies; ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme para dártelos”. Yo les aseguro que aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario. Tambien les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá. ¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una serpiente cuando le pide un pescado? ¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquéllos que se lo pidan!”. Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: Llevamos al altar, como discípulos de Jesús, nuestras “preguntas” sobre los bienes del Reino, dispuestos a entender las “respuestas” que el Señor nos dará.
PREPARACIÓN A LA COMUNIÓN
Guía: Nos acercamos a alimentarnos del Cuerpo y la Sangre de Cristo, sabiendo que en la Eucaristía encontramos una gran respuesta a nuestras necesidades espirituales.
DESPEDIDA
Guía: Nos despedimos, con alegría, por haber comprendido un poco más el estilo de la oración que nos enseñara Jesús. Vayamos no solo a rezar el Padre nuestro, sino a vivirlo y a enseñarlo a nuestros familiares y amigos.