14º durante el año. Verde.
Gloria. Credo. Prefacio dominical durante el año.
Vamos, nos espera una gran misión
Hoy escuchamos el relato evangélico del envío de los setenta y dos discípulos, además de los doce apóstoles, que se relacionan con las doce tribus de Israel. Quienes escuchaban este relato en la Iglesia primitiva lo asociaban automáticamente con los setenta y dos pueblos, o la mesa de las naciones, surgida de los descendientes de Noé después del Diluvio. El Génesis presenta estos datos como volver a empezar una nueva humanidad, purificada. Jesús envía a los suyos para emprender algo totalmente nuevo con todos los pueblos de la tierra.
Los misioneros de Cristo no van solos, sino de dos en dos, porque el testimonio de dos o más da garantía de verdad a la predicación.
El campo para misionar es todo el mundo, por eso, los trabajadores serán siempre pocos, y la cosecha tanta que se ve imposible recogerla toda. Todos pueden anunciar o, mejor dicho, deben. No es una invitación, es un mandato e imperativo, ordenado por los verbos: vayan, recen, no lleven nada superfluo…
La misión no es fácil, como tampoco lo fue para Jesús. Los mensajeros llevan solo buenas noticias, pero serán tratados como corderitos en medio de lobos, porque entre sus destinatarios hay hombres violentos, egoístas, asesinos, injustos. La tarea consiste en traerlos a todos de nuevo a la casa del Padre para que la humanidad viva en la bendición y la paz.
Jesús envía a sus apóstoles y a los discípulos como el Padre lo había enviado a él: por amor a todos y con odio a nadie. Después de Noé recomenzaba una nueva humanidad. Con la encarnación de Cristo, su muerte, su resurrección y su presencia entre nosotros, comenzó un nuevo reino que nos hermana a todos los hombres más allá de las distinciones de cultura, razas, religiones…
Quien conoce el corazón de nuestro Padre Dios, no puede dejar pasar por alto el mandato que hoy nos hace Jesús: Vamos, nos espera una gran misión.
“¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos” (Lc 10, 3).
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: En esta eucaristía encontraremos a Jesús enviando a los setenta y dos discípulos, para anunciar la Buena Noticia, advirtiéndoles que será en medio de dificultades… Nos disponemos a recibir este mismo envío, como comunidad eclesial de discípulos misioneros.
1ª LECTURA Is 66, 10-14
Guía: El profeta Isaías reconforta a los impacientes, luego del regreso del exilio. Les promete que, un día, Jerusalén será una ciudad próspera y tendrá la paz deseada.
Lectura del libro de Isaías.
¡Alégrense con Jerusalén y regocíjense a causa de ella, todos los que la aman! ¡Compartan su mismo gozo los que estaban de duelo por ella, para ser amamantados y saciarse en sus pechos consoladores, para gustar las delicias de sus senos gloriosos! Porque así habla el Señor: Yo haré correr hacia ella la prosperidad como un río, y la riqueza de las naciones como un torrente que se desborda. Sus niños de pecho serán llevados en brazos y acariciados sobre las rodillas. Como un hombre es consolado por su madre, así yo los consolaré a ustedes, y ustedes serán consolados en Jerusalén. Al ver esto, se llenarán de gozo, y sus huesos florecerán como la hierba. La mano del Señor se manifestará a sus servidores, y a sus enemigos, su indignación. Palabra de Dios.
SALMO Sal 65, 1-3. 4-7. 16. 20
R. ¡Aclame al Señor toda la tierra!
¡Aclame al Señor toda la tierra! ¡Canten la gloria de su Nombre! Tribútenle una alabanza gloriosa, digan al Señor: “¡Qué admirables son tus obras!”. R.
Toda la tierra se postra ante ti, y canta en tu honor, en honor de tu Nombre. Vengan a ver las obras del Señor, las cosas admirables que hizo por los hombres. R.
Él convirtió el mar en tierra firme, a pie atravesaron el río. Por eso, alegrémonos en Él, que gobierna eternamente con su fuerza. R.
Los que temen al Señor, vengan a escuchar, yo les contaré lo que hizo por mí. Bendito sea Dios, que no rechazó mi oración ni apartó de mí su misericordia. R.
2ª LECTURA Gál 6, 14-18
Guía: Pablo se alegra de llevar, en su propia vida, los signos de la cruz salvadora de Jesucristo.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Galacia.
Hermanos: Yo sólo me gloriaré en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí, como yo lo estoy para el mundo. Estar circuncidado o no estarlo, no tiene ninguna importancia: lo que importa es ser una nueva criatura. Que todos los que practican esta norma tengan paz y misericordia, lo mismo que el Israel de Dios. Que nadie me moleste en adelante: yo llevo en mi cuerpo las cicatrices de Jesús. Hermanos, que la gracia de nuestro Señor Jesucristo permanezca con ustedes. Amén. Palabra de Dios.
ALELUIA Col 3, 15. 16
Aleluia. Que la paz de Cristo reine en sus corazones; que la Palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza. Aleluia.
EVANGELIO Lc 10, 1-12. 17-20
Guía: Jesús envía a sus discípulos para que anuncien el Reino de Dios. Les recomienda que viajen ligeros de equipaje, pero con el corazón lleno de alegría, por el contenido que llevan consigo.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
El Señor designó a otros setenta y dos, además de los Doce, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir. Y les dijo: “La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha. ¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos. No lleven dinero, ni provisiones, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Al entrar en una casa, digan primero: ‘¡Que descienda la paz sobre esta casa!’. Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes. Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa. En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan; sanen a sus enfermos y digan a la gente: ‘El Reino de Dios está cerca de ustedes’. Pero en todas las ciudades donde entren y no los reciban, salgan a las plazas y digan: ‘¡Hasta el polvo de esta ciudad que se ha adherido a nuestros pies, lo sacudimos sobre ustedes! Sepan, sin embargo, que el Reino de Dios está cerca’. Les aseguro que en aquel Día, Sodoma será tratada menos rigurosamente que esa ciudad”. Los setenta y dos volvieron y le dijeron llenos de gozo: “Señor, hasta los demonios se nos someten en tu Nombre”. Él les dijo: “Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Les he dado poder para caminar sobre serpientes y escorpiones y para vencer todas las fuerzas del enemigo; y nada podrá dañarlos. No se alegren, sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo”. Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: Con el pan y el vino, presentamos nuestras limitaciones humanas, sabiendo que en ellas se revela la riqueza, la sabiduría y la fuerza de Dios.
PREPARACIÓN A LA COMUNIÓN
Guía: Viviendo en acción de gracias, por el amor de Dios recibido, nos acercamos a recibir el alimento de la eucaristía.
DESPEDIDA
Guía: Reconfortados por la Palabra y la eucaristía celebrada, nos retiramos con el entusiasmo de aquellos que están invitados a anunciar, de palabra y con la propia vida, aquello que hemos celebrado.