13° durante el año. Verde.
Gloria. Credo. Prefacio dominical durante el año.
Jesús salva y sana siempre
El evangelio de hoy muestra una multitud que se amontona alrededor de Jesús. A orillas del lago y sobre una barca, él habla, escucha y enseña.
Tres personas son los protagonistas de ese día: un jefe de la sinagoga que representa al pueblo elegido, una mujer pagana e impura por la enfermedad y, por lo tanto, intocable, y una niña muerta. Jesús se contacta con los tres y los sana y salva.
Primero llega Jairo, responsable de la sinagoga. No puede esconder su dolor al ver que su hija se está muriendo. Seguramente ya conoce a Jesús y su milagrosa bondad. Cafarnaúm era una pequeña ciudad y sabemos por otros textos que Jesús frecuenta esa sinagoga.
Jairo vence el respeto humano que le provoca pertenecer a un círculo importante de la ciudad. Hablar con Jesús, profeta muy discutido, y delante de toda la gente, para pedirle ayuda, expresa la fe que le tenía. El Señor responde poniéndose en camino para sanar a su hija.
Mientras tanto, otra mujer, enferma desde hace años, se acerca a Jesús, pero a escondidas. Cree que le basta solo con tocar el manto de Jesús, sin hablarle. Es tanta su fe que con ese gesto recupera la salud. Nadie se da cuenta, solamente Jesús. Después de sanarla, Jesús habla con ella para regalarle también la salud del alma.
El evangelio hace ver cómo Jesús nunca pasa en vano y siempre obra milagros. Sin embargo, puede suceder que, aun estando a su lado, no advirtamos el paso del salvador del mundo.
Todos los días tenemos la posibilidad de entrar en el corazón y en la mente de Jesús, conocer sus gestos y sus palabras, aprender de él. Para eso, debemos leer su evangelio con atención y fe. Ningún texto, ningún catecismo, ninguna teología, nos podrá enseñar tanto sobre Jesús y entrar en su intimidad, como la lectura orante de su evangelio. “Con solo tocar su manto, quedaré curada” (Mc 5, 28).
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: La celebración de hoy nos invita a acercarnos con fe a Jesús, en la condición que estemos. Jesús se detendrá para comprender nuestra situación y nos dará una respuesta que puede cambiar nuestra vida.
1ª LECTURA Sab 1, 13-15; 2, 23-24
Guía: El libro de la Sabiduría nos invita a considerar que fuimos creados a imagen de su naturaleza… Es nuestra tarea conocer y dar el brillo de la belleza de Dios en nosotros, sin dejarnos atrapar por el Maligno.
Lectura del libro de la Sabiduría.
Dios no ha hecho la muerte ni se complace en la perdición de los vivientes. Él ha creado todas las cosas para que subsistan; las criaturas del mundo son saludables, no hay en ellas ningún veneno mortal y la muerte no ejerce su dominio sobre la tierra. Porque la justicia es inmortal. Dios creó al hombre para que fuera incorruptible y lo hizo a imagen de su propia naturaleza, pero por la envidia del demonio entró la muerte en el mundo, y los que pertenecen a él tienen que padecerla. Palabra de Dios.
SALMO Sal 29, 2. 4-6. 11-12. 13
R. Yo te glorifico, Señor, porque Tú me libraste.
Yo te glorifico, Señor, porque Tú me libraste y no quisiste que mis enemigos se rieran de mí. Tú, Señor, me levantaste del Abismo y me hiciste revivir, cuando estaba entre los que bajan al sepulcro. R.
Canten al Señor, sus fieles; den gracias a su santo Nombre, porque su enojo dura un instante, y su bondad, toda la vida: si por la noche se derraman lágrimas, por la mañana renace la alegría. R.
Escucha, Señor, ten piedad de mí; ven a ayudarme, Señor. Tú convertiste mi lamento en júbilo. ¡Señor, Dios mío, te daré gracias eternamente! R.
2ª LECTURA 2Cor 8, 7. 9. 13-15
Guía: San Pablo nos invita a motivarnos por la generosidad de Dios, sabiendo entregar a los demás nuestras riquezas humanas y espirituales.
Lectura de la segunda carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.
Hermanos: Ya que ustedes se distinguen en todo: en fe, en elocuencia, en ciencia, en toda clase de solicitud por los demás, y en el amor que nosotros les hemos comunicado, espero que también se distingan en generosidad. Ya conocen la generosidad de nuestro Señor Jesucristo que, siendo rico, se hizo pobre por nosotros, a fin de enriquecernos con su pobreza. No se trata de que ustedes sufran necesidad para que otros vivan en la abundancia, sino de que haya igualdad. En el caso presente, la abundancia de ustedes suple la necesidad de ellos, para que un día, la abundancia de ellos supla la necesidad de ustedes. Así habrá igualdad, de acuerdo con lo que dice la Escritura: “El que había recogido mucho no tuvo de sobra, y el que había recogido poco no sufrió escasez”. Palabra de Dios.
ALELUIA
Aleluia. Nuestro Salvador Jesucristo destruyó la muerte e hizo brillar la vida, mediante la Buena Noticia. Aleluia.
EVANGELIO Mc 5, 21-43
Guía: El evangelio nos muestra una multitud que se amontona alrededor de Jesús. Aunque luego tres personas serán las protagonistas, porque Jesús se contacta con ellas dándoles su salvación.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Cuando Jesús regresó en la barca a la otra orilla, una gran multitud se reunió a su alrededor, y Él se quedó junto al mar. Entonces llegó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, se arrojó a sus pies, rogándole con insistencia: «Mi hijita se está muriendo; ven a imponerle las manos, para que se sane y viva». Jesús fue con él y lo seguía una gran multitud que lo apretaba por todos lados. Se encontraba allí una mujer que desde hacía doce años padecía de hemorragias. Había sufrido mucho en manos de numerosos médicos y gastado todos sus bienes sin resultado; al contrario, cada vez estaba peor. Como había oído hablar de Jesús, se le acercó por detrás, entre la multitud, y tocó su manto, porque pensaba: «Con sólo tocar su manto quedaré sanada». Inmediatamente cesó la hemorragia, y ella sintió en su cuerpo que estaba sanada de su mal. Jesús se dio cuenta en seguida de la fuerza que había salido de Él, se dio vuelta y, dirigiéndose a la multitud, preguntó: «¿Quién tocó mi manto?» Sus discípulos le dijeron: «¿Ves que la gente te aprieta por todas partes y preguntas quién te ha tocado?» Pero Él seguía mirando a su alrededor, para ver quién había sido. Entonces la mujer, muy asustada y temblando, porque sabía bien lo que le había ocurrido, fue a arrojarse a sus pies y le confesó toda la verdad. Jesús le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz, y queda sanada de tu enfermedad». Todavía estaba hablando, cuando llegaron unas personas de la casa del jefe de la sinagoga y le dijeron: «Tu hija ya murió; ¿para qué vas a seguir molestando al Maestro?» Pero Jesús, sin tener en cuenta esas palabras, dijo al jefe de la sinagoga: «No temas, basta que creas». Y sin permitir que nadie lo acompañara, excepto Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago, fue a casa del jefe de la sinagoga. Allí vio un gran alboroto, y gente que lloraba y gritaba. Al entrar, les dijo: «¿Por qué se alborotan y lloran? La niña no está muerta, sino que duerme». Y se burlaban de Él. Pero Jesús hizo salir a todos, y tomando consigo al padre y a la madre de la niña, y a los que venían con Él, entró donde ella estaba. La tomó de la mano y le dijo: «Talitá kum», que significa: «¡Niña, yo te lo ordeno, levántate!» En seguida la niña, que ya tenía doce años, se levantó y comenzó a caminar. Ellos, entonces, se llenaron de asombro, y Él les mandó insistentemente que nadie se enterara de lo sucedido. Después dijo que dieran de comer a la niña. Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: Con el pan y el vino, llevamos al altar nuestra vida para que él nos cure de nuestra dolencia y nos convirtamos en sus discípulos misioneros.
PREPARACIÓN PARA LA COMUNIÓN
Guía: La comunión que recibiremos nos une al amor perpetuo de Jesús por la Humanidad y ella nos dará la gracia de dar los frutos con nuestro amor por los demás.
DESPEDIDA
Guía: Fortalecidos con la Palabra de Dios y el pan eucarístico, vayamos a anunciar a todos la alegría del amor de Dios que nos hermana en una sola familia.