Mis queridos lectores de diversas partes de Iberoamérica, les invito a profundizar en la fe, que es algo que nos ayuda a salir de cierta chatura social en las que estamos. Esa fe internalizada nos ayuda a mejorar el presente personal y social. Esta idea es uno de “mis caballitos de batalla” como ya saben. Comencemos. Es cierto que creer es un acto religioso. Pero uno puede preguntarse si hay argumentos racionales para demostrar que Dios existe. Durante muchos años enseñé historia de la Filosofía Medieval y es interesante ver cómo los buenos filósofos medievales tenían esta preocupación y elaboraban diversas pruebas. ¿Qué opino? Creo que desde la razón no hay una prueba irrefutable para demostrar que Dios exista… pero tampoco hay una prueba indiscutible para afirmar que Dios no existe. Hay pruebas parciales. Que sin duda pueden ayudar a sostener una fe religiosa. Ayudar es una palabra humilde, ya que no creo que muchas personas empiecen a creer a partir de una prueba racional que señale la posibilidad de Dios y menos en el siglo XXI.
Un examen puede ser observar el cosmos. Antes se pensaba que era pura armonía. Hoy sabemos que hay estrellas que explotan, agujeros negros, planetas que colisionan. Es decir, observando el universo (y a veces la historia humana) tenemos un Dios que existe como si no existiera. Pero… la pregunta del fundamento del universo sigue teniendo su peso. La cuestión es ¿por qué el ser y no la nada? Ya que de la nada no se produce algo. Es un argumento interesante para afirmar que Dios existe. No digo indiscutible, pero a mí me ayuda. ¿Hay otros argumentos? Claro que sí, pero por la extensión de este artículo señalamos uno solo. Quizás les proponga otro más adelante.
Por otra parte, es sano reconocer la limitación del conocimiento humano. No conocemos todo lo que existe. Y lo que existe lo conocemos al modo humano, que vaya uno a saber si externamente es tal cual lo afirmamos. Por lo menos en algunas áreas. No se asusten. Por eso debemos tener gran precaución al buscar desde la razón formulaciones sobre la existencia de Dios, como otros se rebanan los sesos buscando un argumento racional para demostrar que es imposible que Dios exista.
Mi postura es escuchar a todos con respeto, tanto de un grupo como del otro. Evidentemente que si el otro agrede o se burla, me molesta. Pero más me disgusta el cómo lo dice que lo que dice. Por lo general,cuando algo se dice de un modo agresivo me pregunto ¿qué quiere defender esta persona? En el fondo, más allá de ciertos temperantes pasionales, no creo que defiendan a Dios y a la verdad. Los creyentes de todas las religiones debemos preguntarnos: ¿Defendemos a Dios o defendemos nuestro espacio de poder? A veces daría la impresión de que ciertas personas religiosas tienen terror a quedarse sin poder. Dios es un poco la excusa para tener el poder, amor de sus amores. Por el otro lado, también hay ateos que defienden la no existencia de Dios, porque si lo afirmaran se quedarían sin empleo o dejarían de ser financiados por los medios hegemónicos. Claro está que también hay creyentes y ateos dignos.
Con todo respeto, creo que el tema de Dios es una tema apasionante. Y vale la pena dedicarle parte de nuestro tiempo y pensamiento. Incluso para terminar afirmando que no existe. Creo que algunas ramas de la ciencia pueden tratar la posibilidad racional de que Dios exista. Dios no es una hipótesis inútil. Aunque pueda haber otras. Claro que hay que ver qué imagen de Dios se tiene. Les comparto esta anécdota: cuando Napoleón le preguntó a Pierre-Simon Laplace (astrónomo, físico y matemático francés) sobre la función de Dios en su sistema del mundo, Laplace le respondió: “’Señor, no necesito esa hipótesis”. Por el contrario, otro gran científico Louis Pasteur (químico, físico, matemático y bacteriólogo francés), señaló: “poca ciencia aleja de Dios, mucha ciencia acerca a Dios”.
Pienso que tanto el que afirma a Dios como el que lo niega tienen una cierta razón (tenerla toda sería muy presuntuoso). Y si se llegara a esa prueba maravillosa e irrebatible no estaría escribiendo estas páginas. Pero por el momento esa prueba no apareció ni de un lado ni del otro. Aunque quizás un día pueda surgir. Por el momento, si la razonabilidad de Dios fuera tan clara tendríamos que concluir que los ateos son irracionales, lo cual es una cosa equivocada; como también se equivocan los ateos que consideran irracionales a los creyentes. He conocido a gente de ambos grupos. El próximo mes la seguimos.
Andrés Motto, CM