Vicente nace en una familia campesina de Pouy (Francia), en el año 1581. A los 19 años es ordenado sacerdote. Navega por el Mediterráneo y es capturado y despojado por piratas. Pasa dos años prisionero en Túnez (África). Allí convierte a su patrón, que lo deja libre.
Vuelto a París, hace de capellán en la corte real; a la vez, se dedica a evangelizar a los prisioneros que reman en las naves y a los campesinos pobres. Funda la Congregación de la Misión, los vicentinos o paules. Suele decir: “No me basta amar a Dios si no amo a mi prójimo. Los pobres son mi peso y mi dolor”. Se dedica también a la formación del clero y funda un seminario menor y otro mayor. Con santa Luisa de Marillac, funda las Hijas de la Caridad y luego la rama masculina, los Siervos de los Pobres.
En París erige un instituto para niños huérfanos. Afirma que “los pobres sufren más por falta de organización para llevarles ayuda que por falta de personas que quieran ayudar”. Vicente, “hombre-para-los-otros”, de una actividad e interioridad sorprendentes, sube a la gloria eterna en París el 27 de septiembre del año 1660. Es canonizado en el año 1737.