Nace en el año 540, de una familia noble. Su padre se llama Jordano, y su madre Silvia (se celebra el 5 de noviembre), que luego es canonizada. A los 33 años es nombrado prefecto de la ciudad de Roma, el más alto cargo civil. Pronto renuncia a sus responsabilidades civiles, distribuyendo sus bienes a los monasterios por él fundados. El papa Pelagio II lo ordena diácono y lo envía a Constantinopla como nuncio apostólico.
Regresado a Roma en el año 586, es nombrado abad del monasterio de san Andrés. Pelagio lo nombra secretario suyo. En el año 590, muere víctima de una epidemia y Gregorio lo sucede como papa. Contemplativo y enfermizo, desarrolla una actividad sorprendente.
Durante 13 años gobierna la Iglesia con “sabiduría, justicia, mansedumbre, fuerza de iniciativa y tolerancia”, y los dos últimos años la rige postrado en una camilla. Su gran actividad como escritor, evangelizador y papa le han merecido el título de “Magno”. Salva a Roma del invasor Agilulfo. Es el primer papa que se autodefine “Siervo de los siervos de Dios”.
En el año 604 pasa a la compañía eterna del Buen Pastor.