Fernando Montes, SJ
Rector de la Universidad Alberto Hurtado
Tenemos en las manos una conmovedora y sencilla vida del Padre Hurtado. Ella tiene la forma de una entrevista imaginada de una cronista pobre y atormentada que desea descubrir las intuiciones más profundas de este apóstol de la justicia, defensor de los pobres y seguidor apasionado de Jesucristo. Aquí se relatan los episodios de la infancia, el influjo de una madre profundamente cristiana, socialmente sensible que trasmite inquietudes y valores a su hijo; los estudios en el colegio San Ignacio y en la Universidad Católica; la influencia de sus maestros y en particular del padre Fernando Vives. De una manera seria, la autora va al fondo de la espiritualidad de Alberto Hurtado profundamente inspirada en san Ignacio de Loyola. Una espiritualidad que hace de este santo un gran contemplativo pero no encerrado en un convento si no en la acción en medio de las luchas sociales de su tiempo. Aquí queda clara la enorme vigencia de un tipo de santidad que recorre nuestras calles y que descubre a Dios en el barro. La figura de Alberto Hurtado es tan compleja que muchos pueden descuidar su pasión por la justicia, su valor para enfrentar los problemas sociales de su tiempo. A menudo se une la santidad sólo a la piedad y a la caridad. El padre Hurtado insistía que la caridad era indispensable pero que previamente era necesaria la justicia para rehacer todas las relaciones sociales, dar dignidad al trabajo y transformar la sociedad. El padre Hurtado supo unir magistralmente la atención a las personas, el estudio profundo y serio, la acción social, la contemplación y la religiosidad inspirada en el seguimiento de Jesús. Es muy conmovedor como en este relato se nos presenta la búsqueda de un padre ?no hay que olvidar que Alberto Hurtado perdió el suyo cuando era un niño ? con el encuentro del verdadero Dios revelado por Jesús. Ahí Dios más que el juez, el creador, el ser todopoderoso, es un Padre que nos ama y cuida de nosotros. Sin duda Alberto Hurtado es uno de los chilenos más notables de nuestra historia y en medio de los descontentos sociales y de las injusticias existentes su figura aparece como un verdadero faro que puede ayudamos a repensar nuestra fe, a repensar nuestro país, dándonos fuerzas y esperanzas para acometer los desafíos de nuestro tiempo. Alberto Hurtado tiene hoy más vigencia que nunca.