Oh Dios, que inspiraste a san Juan un amor extraordinario a la cruz y a la renuncia de sí mismo, concédenos seguir incesantemente su ejemplo, para alcanzar la gloria eterna. por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos Amen.