San Martín, hermano mío, atiéndeme.
En mis penas y tribulaciones, consuélame.
En mis peligros y adversidades, socórreme.
En mis flaquezas y tentaciones, protégeme.
En mis dolencias y enfermedades, socórreme.
Dame la salud, si me conviene;
Y líbrame de cualquier mal del alma o cuerpo.
Bondadoso y compasivo hermano mío, óyeme.
En las angustias de mi pobreza, confórtame.
En los quebrantos de mi infortunio, sálvame.
En mis agobios y desalientos, ampárame.
Ahora y siempre con tu ejemplo,
Enséñame a tomar cada día mi cruz;
Y alcánzame la gracia divina
Y la gloria del cielo.