“Seguir a Jesús” en los Evangelios sinópticos es un hecho físico: es irse con él, caminar tras él, hacerse itinerante como él por el anuncio del Reino. Pero se trata de esas exigencias que no se agotan, ni mucho menos, en la realización material del mandato. Quien sigue a Jesús es para vincularse al Nazareno en cuanto Señor resucitado y adquirir lo de él. Por lo mismo, constitutivo de la vocación cristiana es la fe en el Señor entendida como adhesión vital, y la conversión personal entendida como transformación radical de la vida y de los motivos para vivir.