Fratelli Tutti (“Hermanos todos”) es el nombre de la nueva encíclica del Papa Francisco, que versa sobre la fraternidad y la amistad social y que fue presentada en Roma el domingo 4 de octubre. El documento había sido firmado el día anterior sobre la tumba de san Francisco en la ciudad de Asís, lugar elegido para hacerlo ya que el santo es el inspirador de este nueva obra , que viene a suceder a Lumen Fidei y Laudato Si’
¿Por qué escribir sobre la fraternidad y la amistad social en estos tiempos? El propio Papa lo explicó en el ángelus: “Los signos de los tiempos muestran claramente que la fraternidad humana y el cuidado de la creación son el único camino hacia el desarrollo integral y la paz como ya indicaron los santos papas Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II”.
De este modo, Fratelli Tutti viene a ser la respuesta que ofrece el papa para construir “un mundo más justo y fraterno en sus relaciones cotidianas, en la vida social, en la política y en las instituciones” y no perder esta oportunidad tras la pandemia de coronavirus. En la presentación de la encíclica intervinieron el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, el cardenal Miguel Ángel Ayuso Guixot, Presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo interreligioso, el Juez Mohamed Mahmoud Abdel Salam, Secretario General del Comité Superior para la Fraternidad Humana, la profesora Anna Rowlands, profesora de Catholic Social Thought & Practice en la Universidad de Durham, Reino Unido, y el profesor Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio y profesor de Historia Contemporánea.
En su intervención, el cardenal Parolin destacó que “la Encíclica no se limita a considerar la fraternidad como un instrumento o un deseo, sino que esboza una cultura de la fraternidad que debe aplicarse a las relaciones internacionales”, ya que “la fraternidad no es una tendencia o moda que se desarrolla a lo largo del tiempo o en un tiempo, sino la manifestación de actos concretos”.
“A los dirigentes de las naciones, a los diplomáticos, a los que trabajan por la paz y el desarrollo, la fraternidad les propone transformar la vida internacional de una simple coexistencia, casi necesaria, a una dimensión basada en ese sentido común de “humanidad” que ya inspira y sostiene tantas normas y estructuras internacionales, promoviendo así una coexistencia efectiva. Es la imagen de una realidad en la que prevalecen las exigencias de los pueblos y de las personas, con un aparato institucional capaz de garantizar no los intereses particulares, sino ese deseado bien común mundial”, explicó Parolin.
Por su parte, el cardenal Ayuso manifestó que en este nueva encíclica trasciende también una invitación del Papa a todas las religiones para ponerse al servicio de la fraternidad, constituyendo un llamado a todas las personas de buena voluntad a ser mensajeros de la paz y artífices de comunión.
“Nuestro viaje común se abre a una nueva luz y a una nueva creatividad que desafía el corazón mismo de cada religión, y no sólo eso: la fraternidad se puede convertir también en el camino de las creencias religiosas. En un mundo deshumanizado, en el que la indiferencia y la codicia caracterizan las relaciones entre las personas, es necesaria una nueva y universal solidaridad y un nuevo diálogo basado en la fraternidad”, señaló.
Fratelli Tutti está dividida en ocho capítulos, en los que el Santo Padre desarrolla cómo la fraternidad y la amistad social son las vías necesarias para construir un mundo mejor, más justo y pacífico, con el compromiso de todos: pueblo e instituciones. También aborda cómo la emergencia sanitaria mundial ha servido para demostrar que “nadie se salva solo” y que ha llegado el momento de que “soñemos como una única humanidad” en la que somos “todos hermanos“. Reitera también el llamado a la paz, la justicia y la fraternidad, asumiendo la cultura del diálogo como camino, la colaboración como conducta y el conocimiento recíproco como método y criterio.
“Entrego esta encíclica social como un humilde aporte a la reflexión para que, frente a diversas y actuales formas de eliminar o de ignorar a otros, seamos capaces de reaccionar con un nuevo sueño de fraternidad y de amistad social que no se quede en las palabras. Si bien la escribí desde mis convicciones cristianas, que me alientan y me nutren, he procurado hacerlo de tal manera que la reflexión se abra al diálogo con todas las personas de buena voluntad”, escribió Francisco al introducir este nuevo documento.