Con motivo de la Jornada Mundial de la Paz, que se celebra cada 1 de enero, el Santo Padre dirige un mensaje de felicitación y esperanza a los jefes de Estado y de Gobierno, a los responsables de las organizaciones internacionales, a los líderes de las diferentes religiones y a todas las personas de buena voluntad.
Precisamente la esperanza, que también caracteriza el Año jubilar, es el tema predominante de este 58º Mensaje. El Papa Francisco nos invita a mirar, con un corazón lleno de esperanza, los múltiples retos que ponen a dura prueba la supervivencia de la humanidad y de la Creación.
Para ello, es necesario confiar en la misericordia de Dios. Confesándonos a Él como deudores, redescubrimos que todos somos hijos del Padre y, por lo tanto, hermanos y hermanas, unidos en la senda de la paz.
Más concretamente, el Papa Francisco recomienda tres acciones encaminadas a trazar verdaderamente un camino de paz: la condonación de la deuda externa, la abolición de la pena de muerte y la creación de un Fondo Mundial para la erradicación definitiva del hambre.
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