Leccionario Santoral: Flp 3, 17—4, 1; Sal 33, 2-9; Jn 12, 24-26.
LECTURA Ef 1, 15-23
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso.
Hermanos: Habiéndome enterado de la fe que ustedes tienen en el Señor Jesús y del amor que demuestran por todos los hermanos, doy gracias sin cesar por ustedes, recordándolos siempre en mis oraciones. Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les conceda un espíritu de sabiduría y de revelación que les permita conocerlo verdadera-mente. Que Él ilumine sus corazones, para que ustedes puedan valorar la esperanza a la que han sido llamados, los tesoros de gloria que encierra su herencia entre los santos, y la extraordinaria grandeza del poder con que Él obra en nosotros, los creyentes, por la eficacia de su fuerza. Éste es el mismo poder que Dios manifestó en Cristo, cuando lo resucitó de entre los muertos y lo hizo sentar a su derecha en el cielo, elevándolo por encima de todo Principado, Potestad, Poder y Dominación, y de cualquier otra dignidad que pueda mencionarse tanto en este mundo como en el futuro. Él puso todas las cosas bajo sus pies y lo constituyó, por encima de todo, Cabeza de la Iglesia, que es su Cuerpo y la Plenitud de Aquél que llena completamente todas las cosas. Palabra de Dios
Comentario: La fe en la Resurrección es la fuente y fundamento de toda la vida cristiana, pues de ahí emana la fuerza para toda clase de obras buenas. Pablo se alegra y ora por los cristianos de Éfeso que dan testimonio convincente de lo que dicen creer.
SALMO Sal 8, 2-7
R. Diste dominio a tu Hijo sobre la obra de tus manos.
¡Señor, nuestro Dios, qué admirable es tu Nombre en toda la tierra! Quiero adorar tu majestad sobre el cielo: con la alabanza de los niños y de los más pequeños. R.
Al ver el cielo, obra de tus manos, la luna y las estrellas que has creado: ¿qué es el hombre para que pienses en él, el ser humano para que lo cuides? R.
Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y esplendor; le diste dominio sobre la obra de tus manos, todo lo pusiste bajo sus pies. R.
ALELUIA Jn 15, 26-27
Aleluia. «El Espíritu de la Verdad dará testimonio de mí, y ustedes también serán mis testigos», dice el Señor. Aleluia.
EVANGELIO Lc 12, 8-12
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús dijo a sus discípulos: Les aseguro que aquél que me reconozca abiertamente delante de los hombres, el Hijo del hombre lo reconocerá ante los ángeles de Dios. Pero el que no me reconozca delante de los hombres no será reconocido ante los ángeles de Dios. Al que diga una palabra contra el Hijo del hombre se le perdonará; pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará. Cuando los lleven ante las sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no se preocupen de cómo se van a defender o qué van a decir, porque el Espíritu Santo les enseñará en ese momento lo que deban decir. Palabra del Señor.
Comentario: El que confía y da testimonio en el mundo de Jesús no tiene nada que temer, pues en él obrará su mismo Espíritu. Negar o desconocer el poder del Espíritu, es quedar sin quien nos anime e inspire y proteja.
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“Dios constituyó a Cristo, por encima de todo, Cabeza de la Iglesia” (Ef 1,22)
Eres miembro del Cuerpo de la Iglesia cuya cabeza es Cristo. Este cuerpo es nueva creación del Espíritu. Su trabajo es lograr el crecimiento acoplado de todos sus miembros.
Ser miembro de esta cabeza es vivir solidariamente sus sentimientos, sus decisiones, sus actitudes, su vida y su muerte.
Ser miembro es responsabilizarse de la unidad interna del cuerpo, de su comunión, de sus frutos.
Ser miembro es sentir el dolor de su desgarramiento, división, inmadurez, de su falta de compromiso.
Profundiza en tu meditación este misterio y sé testigo de unidad.