Leccionario Santoral: 1Jn 5, 1-5; Sal 15, 1-2. 5. 7-8. 11; Mt 22, 34- 40.
LECTURA 2Rey 19, 9-11. 14-21. 31-36
Lectura del segundo libro de los Reyes.
Senaquerib envió de nuevo mensajeros a Ezequías para decirle: «Hablen así a Ezequías, rey de Judá: Que no te engañe tu Dios, en quien confías, haciéndote pensar que Jerusalén no será entregada en manos del rey de Asiria. Tú has oído, seguramente, lo que hicieron los reyes de Asiria a todos los países, al consagrarlos al exterminio total. ¿Y tú te vas a librar?». Ezequías tomó la carta de la mano de los mensajeros y la leyó. Después subió a la Casa del Señor, la desplegó delante del Señor y oró, diciendo: «Señor de los ejércitos, Dios de Israel, que tienes tu trono sobre los querubines: Tú solo eres el Dios de todos los reinos de la tierra, Tú has hecho el cielo y la tierra. Inclina tu oído, Señor, y escucha; abre tus ojos, Señor, y mira. Escucha las palabras que Senaquerib ha mandado decir, para insultar al Dios viviente. Es verdad, Señor, que los reyes de Asiría han arrasado todas las naciones y sus territorios. Ellos han arrojado sus dioses al fuego, porque no son dioses, sino obra de las manos del hombre, nada más que madera y piedra. Por eso los hicieron desaparecer. Pero ahora, Señor, Dios nuestro, ¡sálvanos de su mano, y que todos los reinos de la tierra reconozcan que Tú solo, Señor, eres Dios!». Isaías, hijo de Amós, mandó a decir a Ezequías: «Así habla el Señor, Dios de Israel: Tú me has dirigido una súplica acerca de Senaquerib, rey de Asiria, y yo la he escuchado. Ésta es la palabra que el Señor ha pronunciado contra él: Te desprecia, se burla de ti, la virgen hija de Sión; a tus espaldas mueve la cabeza la hija de Jerusalén. Porque de Jerusalén saldrá un resto, y del monte Sión, algunos sobrevivientes. El celo del Señor de los ejércitos hará todo esto. Por eso, así habla el Señor acerca del rey de Asiria: Él no entrará en esta ciudad, ni le lanzará una flecha; no la enfrentará con el escudo, ni le levantará contra ella un terraplén. Se volverá por el mismo camino, sin entrar en esta ciudad –oráculo del Señor–. Yo protegeré a esta ciudad para salvarla, por mi honor y el de David, mi servidor». Aquella misma noche, el Ángel del Señor salió e hirió en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil hombres. Entonces Senaquerib, rey de Asiria, levantó el campamento, emprendió el regreso y se quedó en Nínive. Palabra de Dios.
Comentario: En virtud de la Alianza, Yahveh era el Dios de Israel e Israel su “Pueblo”, es decir, entre los dos existía un compromiso y los intereses de uno eran los del otro. Por tanto, con Ezequías se pone en ejercicio este compromiso y a prueba la fe en Dios frente a la fuerza de las armas. Aquella fe se vio ratificada y gratificada por el retiro del rey Senaquerib del territorio de Jerusalén junto con sus tropas.
SALMO Sal 47, 2-4. 10-11
R. El Señor afianzó para siempre su Ciudad.
El Señor es grande y digno de alabanza, en la Ciudad de nuestro Dios. Su santa Montaña, la altura más hermosa, es la alegría de toda la tierra. R.
La Montaña de Sión, la Morada de Dios, es la Ciudad del gran Rey: el Señor se manifestó como un baluarte en medio de sus palacios. R.
Nosotros evocamos tu misericordia en medio de tu Templo, Señor. Tu alabanza, lo mismo que tu renombre, llega hasta los confines de la tierra; tu derecha está llena de justicia. R.
ALELUIA Jn 8, 12
Aleluia. «Yo soy la luz del mundo; el que me sigue tendrá la luz de la Vida», dice el Señor. Aleluia.
EVANGELIO Mt 7, 6. 12-14
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: No den las cosas sagradas a los perros, ni arrojen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes para destrozarlos. Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas. Entren por la puerta estrecha, porque es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que van por allí. Pero es angosta la puerta y estrecho el camino que lleva a la Vida, y son pocos los que lo encuentran. Palabra del Señor.
Comentario: ¿Por qué Jesús habla de una puerta estrecha? Por la puerta estrecha que es Cristo debe pasar toda nuestra vida para llegar a ser cristianos y testimoniar la fe en la oración, en las obras de caridad, en la promoción de la justicia, en hacer el bien. Jesús nos dice que existe una puerta que nos hace entrar en la familia de Dios y en la comunión con él. Esta puerta es él mismo que nos lleva hacia la salvación.