Inicio del Mes de la Solidaridad.
Leccionario Santoral: 8, 1-4; Sal 118, 9-14; Mt 5, 13-19
Lectura del libro de Jeremías.
Palabra que llegó a Jeremías de parte del Señor, en estos términos: «Baja ahora mismo al taller del alfarero, y allí te haré oír mis palabras». Yo bajé al taller del alfarero, mientras él trabajaba en el torno. Y cuando la vasija que estaba haciendo le salía mal, como suele pasar con la arcilla en manos del alfarero, él volvía a hacer otra, según le parecía mejor. Entonces la palabra del Señor me llegó en estos términos: «¿No puedo Yo tratarlos a ustedes, casa de Israel, como ese alfarero? –oráculo del Señor–. Sí, como la arcilla en la mano del alfarero, así están ustedes en mi mano, casa de Israel». Palabra de Dios.
Comentario: La visión trascendente del Profeta hacia el alfarero fue clarividente. Porque Dios y su pueblo desempeñaban el mismo papel que el alfarero y el barro. Lo que lamenta Jeremías es que lo que Dios ha hecho y le ha salido mal es su propio pueblo. Y en sus manos está el destino de Judá e Israel y puede hacer de ellos lo que mejor le parezca. Esta imagen de Dios sirve para mostrar la omnipotencia divina frente al hombre, que es nada: barro en manos de Dios.
R. ¡Feliz el que se apoya en el Señor!
¡Alaba al Señor, alma mía! Alabaré al Señor toda mi vida; mientras yo exista, cantaré al Señor. R.
No confíen en los poderosos, en simples mortales, que no pueden salvar: cuando expiran, vuelven al polvo, y entonces se esfuman sus proyectos. R.
Feliz el que se apoya en el Dios de Jacob y pone su esperanza en el Señor, su Dios: Él hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos. R.
Aleluia. Señor, toca nuestro corazón, para que aceptemos las palabras de tu Hijo. Aleluia.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a la multitud: «El Reino de los Cielos se parece a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces. Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve. Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos, para arrojarlos en el horno ardiente. Allí habrá llanto y rechinar de dientes. ¿Comprendieron todo esto?». «Sí», le respondieron. Entonces agregó: «Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo». Palabra del Señor.
Comentario: La parábola de la red se refiere, sobre todo, a la presencia, ya operante, de la salvación de Dios. Pero, junto con los “hijos del Reino”, se hallan también los “hijos del maligno”, los que realizan la iniquidad. Por eso, solo al final de la historia serán destruidas las potencias del mal, y quien haya escogido el Reino estará para siempre con el Señor. Es por eso que nos invita a estar en vigilancia y oración. Cada momento en nuestra vida tenemos la oportunidad de elegir entre el bien y el pecado. Cristo quiere que nos demos cuenta de esta realidad y que valoremos el gran premio para la eternidad.