El viernes 15 de septiembre se celebró en la catedral metropolitana de La Serena la tradicional Eucaristía por Chile, presidida por el arzobispo René Rebolledo Salinas. Tomaron parte autoridades civiles, militares y de orden, como representantes de diversos voluntariados, junto a la comunidad del templo catedral, también sacerdotes, diáconos permanentes y religiosas.
En la celebración se dio lectura a un pasaje de la Primera Carta a Timoteo (Cfr.1 Tim 1, 1-2. 12-14) y se proclamó el evangelio de Lucas 6, 36-42, textos correspondientes a la memoria de Nuestra Señora, la Virgen de los Dolores.
Después de reflexionar los textos bíblicos-en el Mes de la Palabra-, el Arzobispo señaló que estos son “apropiados para contemplar aspectos de nuestra común historia, en su pasado, presente y porvenir”, manifestando: “¿No es oportuno y conveniente dar el paso y aceptar poner en práctica esta enseñanza de Jesús? Perdonar a los demás, como Dios nos perdona a nosotros; tener un corazón compasivo, como Dios nos ha abierto el suyo; no juzgar ni condenar, no guardar rencor, actuando con generosidad y magnanimidad, como Dios lo ha sido con nosotros”.
Luego, puntualizó que entre los desafíos actuales de nuestro país: “La paz como fruto de la justicia, el erradicar la violencia física y verbal, su construcción mediante una sana convivencia ciudadana y amistad cívica, un diálogo social que propicie el bien de las personas, el respeto a la dignidad y a los derechos de cada ciudadano, encuentran en esta Palabra del Señor su orientación definitiva, como el más límpido testimonio de su propia vida que nos diera Jesús y de tantas hermanas y hermanos que han hecho del amor a Dios y a los semejantes, motivo de su existencia”.
Finalizó acentuando qué: “Por amor y aprecio a nuestra Patria, en común-unión, estamos llamados a un proyecto país que albergue a todos, sin discriminación alguna y conduzca a un porvenir con más justicia y paz. Caminamos a una nueva Constitución. Quiera el Señor que, con el aporte generoso de los Constituyentes, se ofrezca al país una Carta Magna que brinde a todos un porvenir de esperanza y nos interprete en nuestros mejores anhelos, salvaguardando los grandes valores en los qué, los Padres de la Patria, la han cimentado y nos la legaron”.
Finalizada la celebración, el Delegado Presidencial para la Región de Coquimbo, Rubén Quezada Gaete, expresó: “Siempre es importante agradecer a Dios y la gratitud es fundamental ya que nos conecta al pasado y a nuestro presente. Oportunas las palabras del Arzobispo en donde hace un llamado a la justicia y a la paz, es un mensaje sumamente pertinente y nos llama a los que tenemos un rol decisivo a ser protagonistas para que haya más igualdad y justicia”.
A su vez, Miguel Alejandro Loyola,resaltó: “Es importante en esta fecha para nuestro país dar gracias a Dios.Este espacio de oración nos invita a ver el futuro con esperanza, no sólo a los chilenos, sino aquellos que han migrado a nuestras tierras. Este momento nos brinda la oportunidad de unirnos en gratitud a Dios por las bendiciones que hemos recibido como nación y cómo una comunidad de diferentes nacionalidades. Los que han venido desde tierras lejanas han enriquecido nuestra cultura con sus tradiciones, sabores y perspectivas únicas. Esto no solo ha fortalecido nuestra identidad nacional, sino que también nos ha recordado la importancia de la solidaridad y la inclusión”.
Permanece el hermoso recuerdo de la bella Eucaristía que se iniciara con la procesión de entrada en la cual se destacó la Palabra y emblema nacional, como también aquellos de países hermanos, simbolizando la presencia de diversas colectividades, particularmente de inmigrantes arribados al país en los últimos años –presentes en gran número en La Serena-.