Esteban (del griego: Στέφανος [Stephanos] “corona”), diácono y protomártir, siendo el primero que muere por la causa de Jesucristo, en el año 34 d. C.
La única fuente de información sobre él se encuentra en los capítulos 6 y 7 del libro de los Hechos de los Apóstoles: cuando es elegido como uno de los siete diáconos, sus discursos, su arresto y su muerte. Con sus arengas a favor de las viudas y los pobres, mediante las que cuestiona a las autoridades judías, se gana la enemistad de varias sinagogas, por lo que el Sanedrín, mediante falsos testimonios, lo condena a la pena de muerte por lapidación. Su martirio es contemplado por Saulo de Tarso, quien, luego de su conversión, pasa a ser san Pablo Apóstol.
Es representado con piedras y la palma del martirio. La iconografía de las iglesias orientales lo presenta como un joven vestido con la dalmática de diácono, sin barba, con tonsura y sosteniendo una pequeña iglesia o un incensario.
Es venerado como santo por las Iglesias: católica, anglicana, ortodoxa y nestoriana.
Es patrono de Roma, de los mozos de cuadra (los encargados de mantener en buen estado a los caballos), cocheros, canteros, albañiles, carpinteros, tejedores, sastres y toneleros. Protector contra la obsesión, las piedras y los cálculos, la pleuresía, los dolores de cabeza y para pedir la buena muerte.
Su fiesta es el 26 de diciembre.