Carmen Bravo, académica de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la Universidad Católica del Maule.
En el mundo cotidiano de hoy, nosotros, los seres humanos, realizamos nuestras actividades diarias y acumulamos experiencias, absorbidos por nuestros quehaceres y muchas veces sin darnos el tiempo para reflexionar sobre el entorno que nos contiene: la Tierra.
Nuestro planeta Tierra tiene aproximadamente 4.543 millones de años, una cifra que, como seres individuales, muchas veces no asimilamos, dada la esperanza de vida del ser humano, pero que nos indica la inmensa cantidad de acontecimientos que ha experimentado, permitiendo en ese camino la generación de la Vida, unos 1.000 años después y su desarrollo hasta el día de hoy.
El ser humano tiene la capacidad de estar despierto, alerta y tener conocimiento de sí mismo y del entorno, lo que implica una comprensión más profunda de la naturaleza de la realidad y de la conexión entre todos los seres vivos, por lo que debiéramos tener la inquietud de comprender nuestra existencia, que se manifiesta en relación con la Tierra.
La evidencia científica nos ha demostrado que aún estamos conociendo el planeta en que vivimos, en cuanto a su conformación y procesos. A medida que vayamos aumentando nuestro conocimiento y tengamos mayor desarrollo tecnológico con instrumentos de medición más avanzados, comprenderemos de mejor forma el planeta que nos cobija.
Normalmente describimos nuestro planeta Tierra como un conjunto de componentes que interactúan entre sí; sin embargo, una descripción más amplia que proponen científicos en la búsqueda de planetas similares se basa en sus procesos, como los regímenes tectónicos, la retroalimentación climática global y los ciclos biogeoquímicos, entre otros. La Tierra es una red de sistemas dinámicamente persistentes y la humanidad es parte integral de la naturaleza. Esta mirada permite al ser humano comprender cómo su intervención en los materiales y en los procesos puede alterar los equilibrios a escala planetaria y así tomar mejores decisiones para el cuidado de la Tierra, nuestra Casa Común.