El Salmo ofrece la expresión adecuada para acercarnos juntos a la eucaristía de hoy: “Que se alegren los que buscan al Señor. Recurran al Señor y a su poder, busquen continuamente su rostro” (Sal 104).
Hoy pedimos perdón: por no haber amado sin restricciones, como debe amar el cristiano; por no realizar con amor nuestro trabajo; por no amar concretamente a los pobres, a los enfermos, a los más necesitados.
Pedimos que el Señor acreciente en nosotros las virtudes cristianas fundamentales: la fe, la esperanza y el amor.
Presentación de las ofrendas
Los dones del pan y del vino, que llevamos juntos al altar, sean expresión de nuestro deseo profundo de alcanzar un amor verdadero a Dios y a los hermanos.
Comunión
Nuestra comunión con Cristo Jesús se hace plena en el amor a los hermanos que si es verdadero, llega hasta dar la vida, como Jesús.
Despedida
Que la fe, la esperanza y el amor, que hoy hemos alimentado con la palabra y el sacramento, crezcan y se manifiesten en obras concretas, para que todos alaben a Dios. Es el augurio para todos.