El relato evangélico de hoy nos presenta la imagen de una familia que tiene que enfrentar serios problemas: un tirano que quiere matar al niño, tienen que partir al exilio en Egipto, regresar a Nazaret una vez muerto el rey asesino, y en estos desplazamientos enfrentar las dificultades económicas, laborales y de adaptación.
La vida del Hijo de Dios transcurre en el seno de una familia modesta que debe enfrentar serias dificultades. El Señor Jesús no se sustrae a nada humano –con excepción del pecado– y tiene experiencia del sufrimiento desde la infancia.
Impresiona en el relato evangélico la docilidad de san José a las inspiraciones de Dios: con un hombre bueno y justo como José, el Niño estaba en buenas manos.
El servicio de los padres. En los pocos datos del evangelio sobre la infancia de Jesús, podemos ver que la vida de José y María está marcada por el cuidado del Niño, y por esa preocupación enfrentan las diversas dificultades para ayudarlo a crecer: ese Niño –como todo niño– es portador de una vocación única, personal e irrepetible, a cuyo servicio se ponen los padres.
Siempre es maravilloso contemplar como un niño va creciendo y desplegando su originalidad. Un hijo para crecer necesita, no sólo los cuidados indispensables de alimentación, salud, etc., sino también recibir los valores que orienten el sentido de su vida. Ciertamente, un niño tiene derecho a muchas cosas, pero por sobre todo, tiene derecho a conocer a Dios como su Padre que lo ama y lo invita a seguir el camino de Jesucristo. ¡Bendito servicio de papá y mamá al plan de Dios!
Un modelo cercano. Al contemplar la Familia de Nazaret, vemos que se trata de un modelo que no está muy lejos de lo que puede ser hoy cualquiera de nuestras familias.
Es cierto que la Familia de Nazaret está formada por personajes únicos; pero también, es cierto que la Sagrada Familia está fundada en una experiencia de amor: de amor a Dios en el amor mutuo. No es otra cosa que la vivencia del amor lo que hace de la Familia de Nazaret un modelo permanente y posible, un estímulo para que en nuestras familias busquemos ese mismo amor, para que busquemos y pidamos la gracia del amor para nuestra vida familiar, para que trabajemos por una vida familiar en un amor hecho de entrega mutua y perdones mutuos.
La Familia de Nazaret no sólo es un ejemplo de familia fundada en el amor a Dios, sino que ellos son nuestros intercesores: busquemos, pidamos y cultivemos la cercanía y la protección de la Familia de Nazaret para nuestras familias.
Comisión Nacional de Liturgia
Acabamos de celebrar Navidad y contemplando la sencillez del pesebre nos aparece a la vista la imagen de una familia: José, María y el Niño. Este domingo, la Iglesia celebra la fiesta de la Sagrada Familia, como prolongación del acontecimiento de Navidad: Dios hecho hombre vive su humanidad, crece y aprende en el seno de una familia. Nuestra asamblea de hoy, que reúne a diversas familias, nos invita a dar gracias por nuestras propias familias y a mirar la familia de Nazaret como un modelo siempre cercano para nuestras familias.
Hermanas y hermanos, la celebración de hoy nos anuncia que Dios tiene experiencia de la vida en una familia, Así, la primera lectura nos traerá desde el Antiguo Testamento –en el libro del Eclesiástico-algunos consejos en torno al mandamiento de honrar padre y madre. En la segunda lectura, de la carta a los Colosenses, san Pablo nos presenta la primacía del amor como el centro de la vida familiar, porque Dios nos amó y nos perdonó primero. La lectura del evangelio de Mateo nos presenta las dificultades que la familia de Nazaret tuvo que enfrentar desde sus inicios partiendo al exilio en Egipto, pero siempre obedeciendo a Dios.
Lectura del libro del Eclesiástico. El que honra a su padre expía sus pecados y el que respeta a su madre es como quien acumula un tesoro. El que honra a su padre encontrará alegría en sus hijos y cuando ore, será escuchado. El que respeta a su padre tendrá larga vida y el que obedece al Señor da tranquilidad a su madre. El que teme al Señor honra a su padre y sirve como a sus dueños a quienes le dieron la vida. La ayuda prestada a un padre no caerá en el olvido y te servirá de reparación por tus pecados. Cuando estés en la aflicción, el Señor se acordará de ti, y se disolverán tus pecados como la escarcha con el calor. El que abandona a su padre es como un blasfemo y el que irrita a su madre es maldecido por el Señor. Hijo mío, realiza tus obras con modestia y serás amado por los que agradan a Dios.
Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
R. ¡Felices los que temen al Señor y siguen sus caminos!
¡Feliz el que teme al Señor y sigue sus caminos! Comerás del fruto de tu trabajo, serás feliz y todo te irá bien. R.
Tu esposa será como una vid fecunda en el seno de tu hogar; tus hijos, como retoños de olivo alrededor de tu mesa. R.
¡Así será bendecido el hombre que teme al Señor! ¡Que el Señor te bendiga desde Sión todos los días de tu vida: que contemples la paz de Jerusalén! R.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas. Hermanos: Como elegidos de Dios, sus santos y amados, revístanse de sentimientos de profunda compasión. Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la paciencia. Sopórtense los unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre que alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan ustedes lo mismo. Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la perfección. Que la paz de Cristo reine en sus corazones: esa paz a la que han sido llamados, porque formamos un solo Cuerpo. Y vivan en la acción de gracias. Que la Palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza. Instrúyanse en la verdadera sabiduría, corrigiéndose los unos a los otros. Canten a Dios con gratitud y de todo corazón salmos, himnos y cantos inspirados. Todo lo que puedan decir o realizar, háganlo siempre en Nombre del Señor Jesús, dando gracias por Él a Dios Padre. Mujeres, respeten a su marido, como corresponde a los discípulos del Señor. Maridos, amen a su mujer, y no le amarguen la vida. Hijos, obedezcan siempre a sus padres, porque esto es agradable al Señor. Padres, no exasperen a sus hijos, para que ellos no se desanimen.
Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Aleluia. Que la paz de Cristo reine en sus corazones; que la palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza. Aleluia.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo. Después de la partida de los magos, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo». José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto. Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del Profeta: «Desde Egipto llamé a mi hijo». Cuando murió Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José, que estaba en Egipto, y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, y regresa a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño». José se levantó, tomó al niño y a su madre, y entró en la tierra de Israel. Pero al saber que Arquelao reinaba en Judea, en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí y, advertido en sueños, se retiró a la región de Galilea, donde se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo que había sido anunciado por los profetas: «Será llamado Nazareno».
Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
¿De qué manera doy gracias a Dios por el regalo que es mi familia?, ¿qué nuevos pasos puedo dar para mostrar mi agradecimiento a Dios y a los miembros de mi familia? ¿Qué nuevos desafíos tenemos que enfrentar en mi familia para crecer en el amor? Toma un tiempo para rezar por cada miembro de tu familia, agradeciendo algo de cada uno de ellos y pidiendo al Señor algo para cada uno de ellos.
M. A cada invocación respondemos:
R. Escúchanos, Señor, te rogamos.
1.- Señor, te pedimos por toda la Iglesia y su unidad, para que sepamos ser tu familia en el mundo. R.
2.- Señor, ilumina y fortalece al Papa y todos los pastores, ayúdalos a cuidar tu familia de la Iglesia. R.
3.- Señor, tú que quisiste vivir en una familia como las nuestras, te pedimos por todas las familias, para que crezcan en el amor y la unidad. R.
4.- Señor, te pedimos por los novios que se preparan para el matrimonio, por los jóvenes que están aprendiendo a conocer el amor, ayúdalos a crecer en el amor que viene de ti. R.
5.- Señor, que las familias que pasan dificultades o sufren la desunión no se sientan abandonadas por ti. Y ayúdanos a nosotros a estar cerca de esas familias. R.
6.- Señor, ayúdanos a hacer de nuestra comunidad de N., una familia en la fe que sea acogedora y servicial en nuestro barrio y en nuestros ambientes de trabajo y estudio. R.
(Se pueden agregar otras peticiones de la comunidad)
M. Padre, sé generoso con tu pueblo, como lo fuiste con la Sagrada Familia cada vez que te invocó y haz que recibamos de tal modo los bienes presentes que podamos gozar un día de la familia celestial. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Para las Asambleas Dominicales en Ausencia del Presbítero (ADAP) y la comunión de enfermos.
M. Gracias, Señor, por el regalo que la familia de cada uno de nosotros.
R. ¡Gracias, Señor Jesús!
M. Por la fuerza que nos das para enfrentar las dificultades y por la capacidad de perdonar.
R. ¡Gracias, Señor Jesús!
M. Porque en la Familia de Nazaret nos dejas un modelo cercano y posible para nuestras familias.
R. ¡Gracias, Señor Jesús!
M. Padre, en el Señor Jesús nos visitas y te quedas con nosotros para hacernos tus hijos y hermanos unos de otros, en él nos enseñas a ser la familia de Dios, por eso confiadamente te decimos: Padre nuestro…
Vayamos cristianos/ Tu gloria, Señor, es el hombre vivo/ Madre de los Pobres.